lunes, 24 de enero de 2011

POR SIEMPRE VILARIÑO

Con el comienzo del año 1977 una nueva esperanza se ponía en marcha para los argentinos amantes del automovilismo. Carlos Alberto Reutemann iniciaba su ciclo en Ferrari, dejando atrás la frustrada experiencia de Lotus.
El 9 de enero, precisamente en nuestro país, Lole debutó con el rojo auto de Maranello en el autódromo de Buenos Aires en una carrera que ganó el sudafricano Jody Scheckter, con Wolf, y en la que ocupó el tercer lugar. Era un buen comienzo de campeonato que se fortalecería una semana después, cuando el hombre de Rafaela ganó por segunda vez en Interlagos y comenzó a proyectarse como uno de los candidatos al título.
El mismo día que Reutemann debutó con Ferrari, por estas latitudes Ramonin Fernández lograba una festejada victoria en el Hot Rod que se presentó en el circuito de Puerto Deseado.
Comenzando febrero, dos pilotos de Comodoro Rivadavia viajaron a Comandante Luís Piedrabuena para participar de una carrera de TC 5000, que ganó el riogalleguense Miguel Mayeste.
Uno de los comodorenses, Emilio Moratinos, abandonó rápidamente y el otro, Juan Carlos Pires, montado sobre un llamativo Chevrolet de los años 30, de color verde, dotado de un poderoso motor V8, consiguió un meritorio segundo lugar.
Ese año hubo que esperar hasta el 20 de marzo para ver automovilismo en Comodoro Rivadavia. Fue en El Faro donde corrió el Hot Rod Estandarizado una carrera válida por el campeonato interno de Los Andes.
Orlando Araneda logró ese día su única victoria en la categoría, dejando atrás a Evaristo Guzmán, Orlando Rojido, Héctor Grandoso, Eduardo Berthe, Walter Cristiani, Avelino Panquilto, Ramón Arias, Rubén Castro y Fernando Rodino.
Mientras tanto, en la misma jornada, pero en Río Gallegos, Miguel Mayeste hilvanó su segunda victoria consecutiva en el TC 5000 en tanto fuera de carrera quedaba Carlos Costilla con “La Turbina”, adquirida a Moratinos y en sexto lugar se ubicaba Jorge Petrinoli, conduciendo un auto atendido por Alfonso Rementería.
El 10 de abril, el Hot Rod volvió a El Faro, esta vez acompañado por los Fiat 600. En la categoría menor fue triunfo contundente de Cacho Bustos, quien se impuso en las tres series disputadas. Corriendo a 101,034 km/h, le ganó por 4m22s a Poly Castañeda, por una vuelta a Eduardo Omaecheverria, por tres vueltas a Lalo León y por varios giros a Eduardo García, Carlos Martínez, Ernesto Castro, Miguel Ostric, Carlos Morales y el caletense “Cheyenne”.
Mucho mas disputada resultó la final del Hot Rod, que en sus primeros tramos ofreció un interesante duelo entre Jorge Malo y Evaristo Guzmán que duró hasta que este último perdió una rueda y cedió el lugar de escolta a Ramón Arias.
En la octava vuelta Arias se quedó con insalvables problemas mecánicos y Malo comenzó a padecer una falla que lo fue retrasando y que en la vuelta siguiente le hizo perder el liderazgo en manos del truncadense José Rodino.
Finalmente el ganador fue Rodino, a 111,756 km/h de promedio, dejando a 15s2/100 a Orlando Rojido. Mas atrás, lejos de toda conversación por la punta, Fernando Rodino, Héctor Grandoso, Pipo Stefen y Joaquín Iturriza.
Fuera de carrera, Jorge Malo, Ramón Arias, Totó Matías, Alberto Balero, Evaristo Guzmán y el valletano Jorge Taffetini que se había venido a correr con un auto del TC Chubutense.
Un mes después, el 8 de mayo, ambas categorías repitieron la presentación en Km 8. En una nueva demostración de contundencia Cacho Bustos arrasó en 800cc, ganándole por más de 30s a Mingo García y por 38 segundos a Chacho León.
La misma solvencia para el triunfo demostró el Negro Vernetti en Hot Rod al imponerse de punta a punta en la final, corriendo a 114,099 km/h sin que nada pueda hacer Pepe Rodino que terminó a 39s del ganador. Luego, Walter Cristiani, Fernando Rodino, Héctor Grandoso, Orlando Rojido, Manuel Do Brito, el Yagua Saez y Joaquín Iturriza.
El 5 de junio el Hot Rod Regional cumplió una fecha en Caleta Olivia, válida por el campeonato de la Regional XII. Ganó el Potrillo Vega tras una dura batalla con Vernetti que se definió en los últimos giros por menos de dos segundos. Tercero en la porfía, a 2s1/10, El Griego y luego Pepe Rodino, Fernando Rodino, Avelino Panquilto, Héctor Grandoso, Joaquín Iturriza, Carlos Seleme y Roberto Resgemburger.
El Hot Rod Regional mostraba una vez más que podía ofrecer una paridad que el Estandarizado por el momento no podía brindar.
Mientras el automovilismo hacía su camino e intentaba crecer, el 14 de julio de aquel 1977 uno de sus más emblemáticos impulsores se iba para siempre de este mundo.
Víctima de un maldito cáncer, ese día dejaba de existir Raúl Andrés Vilariño, presidente del Auto Moto Club Comodoro Rivadavia y de la FRAD 12.
En su despedida final la entidad madre del automovilismo comodorense expresó a través de un comunicado de prensa: “Los grandes triunfadores nunca mueren y en tu caso, viejo, ni la vida misma te ha ganado la batalla. Culminaste una etapa y simplemente te bajaron la bandera a cuadros. Savia misma de un deporte bravo, en la imponencia del paisaje agreste, queda plasmada tu obra más excelsa. Música de mar, marco de cerros, desafío al viento, mirando al cielo queda tu obra en cuyo trazo negro de asfalto y curvas vibró mil veces tu corazón de tuerca. Leal amigo, arquetipo de dirigente, dejas un legado de amor por un deporte y un ejemplo de humildad y abnegación. Por eso en esta circunstancia del destino, henos aquí, viejo, tus amigos, como en tantas otras jornadas que juntos compartimos”.
A pesar del dolor, la vida sigue. El primero de septiembre, Néstor Blanco fue elegido presidente de la FRAD 12 en reemplazo de Vilariño y veinte días después el Hot Rod y los Fiat 600 subieron al asfalto del autódromo de Comodoro Rivadavia como homenaje a su mentor.
Cacho Bustos no consiguió el triplete que fue a buscar, aunque abandonó marchando en punta y dejó la victoria en manos de Carlos Martínez que en un esfuerzo supremo le ganó por apenas 1/10 de segundo al valletano Pedro Arranz.
La categoría mayor, por su parte, mostró ese día una variante interesante al mezclar en una misma carrera al Hot Rod y los autos del TC Chubutense.
Ganó un auto del Hot Rod, con Jorge Malo al volante pero el TC no desentonó y se quedó con el segundo lugar, conseguido por el portuario Julio Cesar Bona.
El 12 de octubre el Auto Moto Club inició una nueva etapa de su vida institucional con la llegada a la presidencia de un socio fundador apasionado por los fierros: Julio Guerreiro.
Emprendedor, polémico, tozudo, Guerreiro no le mezquino esfuerzo a la cosa y marcó a fuego su impronta en la historia del club a través de una gestión de años plagada de realizaciones.
El 23 de octubre, mientras en Japón el austriaco Niki Lauda se negaba a correr bajo la lluvia por no darse las condiciones mínimas de seguridad, resignando la posibilidad de obtener su tercer título mundial y dejando como campeón a James Hunt, el automovilismo vernáculo corrió en el General San Martín. Fiat 600 y Hot Rod fue la propuesta.
Pese a no ganar ninguna de las dos series disputadas, el Zorro Martínez fue el ganador de la suma de tiempos del TN 800, superando por la mínima diferencia de 1/10 a Quique Martínez, por 1s7/10 a Pedro Arranz, por 3s3/10 a Chacho León y por mas de 30s a Manzel Jones.
En Hot Rod, Moratinos, Arroyo y Vernetti ofrecieron un espectáculo formidable a través de tres series por suma de tiempos. En los cómputos finales fue una nueva victoria para el “Patagónico Volador”, con 4s5/10 de ventaja sobre Eduardo Arroyo y 54s3/10 sobre Vernetti que había resignado sus posibilidades en la primera serie con una goma pinchada y no le alcanzó con ganar las dos restantes.
Fuera de la lucha por la punta, cuarto fue Petrinoli, quinto Vega, sexto Purzel, séptimo Fernando Rodino, octavo el sarmientito Raúl Colo y noveno Ramón Arias.
Aquella temporada 77 que no tuvo grandes picos de atracción y apenas fue un año de transición, llegó a su fin el 27 de noviembre con una presentación del Hot Rod en el autódromo que solo sirvió para que Moratinos engrosara su estadística con una nueva victoria, esta vez clara y contundente.
Segundo, pero muy lejos, fue Pipo Stefen, tercero Purzel, cuarto Evaristo Guzmán, quinto Corcho Kank, sexto Arroyo y séptimo Vernetti.
La temporada se fue y dejó como saldo la consolidación del TN 800 que ofrecía espectáculos vibrantes y cierta anemia del Hot Rod que no lograba superar las fracturas internas. La sensación generalizada era que al automovilismo comodorense le estaba faltando algo para estar completo.
Ese algo llegaría al año siguiente de la mano del Turismo Nacional Promocional Standard que comenzaría a adueñarse del escenario fierrero de la época.

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