lunes, 24 de enero de 2011

UN AÑO MUNDIAL

Algunos lo sabían y lo denunciaban. Terminaban exiliados en tierras extrañas, cuando no muertos o en el peor de los casos desaparecidos.
Otros tantos lo sabían pero lo callaban, por indiferencia algunos, por prudencia otros, por miedo los mas.
Muchos, ni siquiera tenían conciencia entonces que la Argentina atravesaba una de las etapas mas negras de su historia y necesitarían varios años para empezar a asomarse al horror de comprender un tiempo en que la vida de miles de argentinos no valía nada.
Era el año 1978, sombrío, oscuro. Era el año del Mundial de Fútbol en la Argentina que vino a iluminar demagógicamente la negra noche.

Carlos Costilla adelante y Mingo Garcias en la persecución transitando
la viborita del autódromo General San Martín en 1978

Fue el año que aquellos muchachos dirigidos por Cesar Luís Menotti le regalaron al país su primer título mundial en fútbol, conseguido por méritos propios, sin duda, aunque con la “ayudita de sus amigos”.
Lo cierto es que el primer semestre de 1978 fue virtualmente devorado por el fútbol que acaparó toda la atención y eclipsó cualquier otra actividad que fuera ajena a la pelota.
Pero eclipsar no significa anular, por eso, la gente del automovilismo siguió con lo suyo. En el país y en Comodoro Rivadavia.
El automovilismo regional padecía entonces de cierta anemia que era necesario curar. Había mucho por hacer y urgía no perder tiempo.
Para colmo de males, ni bien comenzaba el año 1978 la fría letra del diario del 27 de febrero comunicaba la infausta noticia: “Al estallar el motor de su lancha cuando promediaba la segunda etapa de la “Doble Pirámides”, murió el automovilista de Trelew, Ricardo “Cari” Torres.
Torres, cuyo cadáver es buscado en el mar por efectivos de Prefectura Naval Puerto Madryn y del Club de Buzos del Atlántico Sur, era uno de los mas promisorios valores del automovilismo regional, habiendo corrido el año pasado en la categoría C del Turismo Nacional, mientras que este año iba a incursionar en la categoría B.
La desaparición de Torres, que contaba con 25 años de edad, conmovió profundamente a los círculos deportivos de la ciudad de Trelew”.
Lacónica, terminante, la irreparablemente triste noticia golpeaba con crudeza. Diez días después, el 5 de marzo, un nutrido grupo de dirigentes, pilotos, preparadores y allegados al automovilismo despedían simbólicamente los restos de “Cari” Torres, cuyo cadáver jamás fue hallado, arrojando flores a las aguas del Golfo Nuevo, en Puerto Madryn.

Emilio Moratinos y Jorge Malo en dura lucha en el Autódromo General
San Martín, en 1978.
(Foto: Gentileza Emilio Moratinos)
Unos días antes de este episodio, el Club Los Andes se vio obligado a postergar la prueba de Hot Rod que había programado para el 3 de marzo, por falta de inscriptos.
Una semana después suspendió definitivamente la carrera cuando otra vez no pudo reunir una cantidad aceptable de participantes.
Los viejos y recurrentes conflictos del Hot Rod, volvían a manifestarse y esto llevó a la dirigencia del Auto Moto Club a convocar a una urgente reunión de pilotos de la categoría, en un intento por reorganizar la actividad tuerca en la ciudad.
Y de algo sirvió la reunión, porque el 16 de abril, al fin, pudo ponerse en marcha la temporada, aunque sin solucionar los problemas de fondo que volverían a hacer eclosión a mediados de año.
Lo cierto es que en la fecha apuntada se corrió en el autódromo General San Martín. Hot Rod y TN 800.
Mucha gente en el autódromo. Es que los fierreros estaban ávidos por ver automovilismo, habida cuenta que la última carrera corrida en Comodoro Rivadavia había sido en noviembre del año anterior.
En los Fiat 600, la victoria final, tras tres series por suma de tiempos, fue para Carlos “Zorro” Martínez tras una dura lucha con Mingo García que se definió en la última parte de la tercera serie cuando este último se retrasó por problemas mecánicos.
Martínez, corriendo a 118,678 km/h le ganó, al cabo de 15 vueltas, por algo más de 18 segundos a Enrique Martínez, por 36s2/10 a Chacho León y por más de un minuto a Osvaldo Hilgemberger. Mas atrás, Carlos Costilla, Cacho Bustos, Juan Abdala y Rubén Trobi.

Jorge "Loco" Malo adelante, Julio Bona en la persecución en plena viborita del General San Martín.
Fue en 1978, cuando el Hot Rod se mezclaba con el TC Patagónco
(Foto: Gentileza Categoría Hot Rod)

En Hot Rod, Emilio Moratinos debió esforzarse mucho en las dos primeras series para doblegar a Mario Vernetti que abandonó en la tercera y le dejo el triunfo servido al “Patagónico Volador”.
Moratinos, que seguía construyendo su mito, le ganó ese día por 20s2/10 a Eduardo Arroyo, Tercero fue Vernetti, a 30s8/10; cuarto, Argentino González, a 1m09s4/10; quinto Orlando Rojido a 1 vuelta; sexto el debutante Aníbal “Tito” Das Neves, corriendo el auto de “Don Pipo”; séptimo, Avelino Panquilto; octavo, Héctor Grandoso; noveno, Juan Santana y décimo, “Tiburón”.
Ese mismo día, en Río Gallegos, corrió el TC 5000. Fue victoria de Jorge Gorchs, con el Falcon angostado, seguido por Miguel Mayeste y el comodorense Héctor Costilla.
Después, un intento de carrera el 4 de junio que se frustró una vez más por la falta de inscriptos y nada más, hasta el mes de agosto. Al menos en Comodoro Rivadavia.
El 10 de julio llegó por segunda vez a la ciudad el más grande piloto que haya dado la historia del automovilismo argentino: Juan Manuel Fangio.
Esta vez, el quintuple campeón del mundo de formula 1 llegó para inaugurar el local de la firma Marcas Famosas, concesionaria oficial Mercedes Benz, marca de la cual Fangio era el máximo referente en la Argentina y América.

Chacho León y su Fiat 600, allá por 1978

El 23 de julio, el Hot Rod viajo a Puerto Madryn para compartir escenario con el incipiente TC Chubutense.
Una carrera en conjunto, corrida en el circuito de tierra que por entonces poseía la ciudad portuaria, que ganó el comodorense Jorge Malo, al comando del Mercury 56 de la Peña Salamanca, recientemente creada, escoltado por el TC Chubutense de Julio Cesar Bona.
En agosto, el Auto Moto Club hizo disputar una carrera diferente en el autódromo General San Martín. Las 3hs de TN 800.
La competencia se corrió en dos series de una hora y media de duración cada una, con la particularidad que se permitió la participación de dos pilotos por auto, aunque muy pocos se inclinaron por esta opción.
La primer serie fue un duelo mano a mano entre Carlos Martínez y Chacho León, en la que prevaleció, sobre el final, el popular “Zorro”, escoltado por León y dejando tercero, aunque un poco lejos a Carlos Costilla y cuarto al trelewense Manzel Jones.
La segunda serie fue un calco de la primera, solo que cuando parecía que todo estaba definido apareció uno de esos imprevistos que siempre tiene el automovilismo y que permiten seguir utilizando la vieja frase de “Toscanito” Marimon que las carreras se acaban con la bandera a cuadros.
Enfrascados en su lucha por la victoria, Martínez y León no vieron una mancha de aceite sobre el circuito y fueron los dos a parar afuera. Casi sin pensarlo, porque ya estaba conforme con el podio que lograba, Carlos Costilla heredó la punta y fue el primero en ver la cuadriculada.


Tras 95 vueltas de carrera, Costilla dejó atrás a Manzel Jones, Carlos Martínez, Chacho León, Carlos Ruiz, Juan Abdala, Enrique Martínez, Pedro Arranz, Cristóbal López y Poly Castañeda.
Entre los autos totalmente standard, la victoria fue para Mingo García, seguido, en muy buen trabajo por la joven de Esquel, Silvia Fernández; Jorge Solari, Ernesto Castro y Eduardo Galíndez
El 17 de agosto, en Buenos Aires, se puso en marcha una carrera de fantasía: el Rally Internacional Vuelta a la América del Sur.
Desde Buenos Aires, avanzó por Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile para retornar al país después de 39 días y 28.592 kilómetros de marcha.
Con autos de cuatro clases y topes de 1300, 1600, 2000 y 5000 cc, con 228.000 dólares en premios.
Largaron 58 de 65 anotados. Los agoreros decían que no terminaría nadie. Afortunadamente no fue así.
A las cero horas del aniversario de la muerte del General San Martín, arrancó, desde la sede del Automóvil Club Argentino, en la avenida del Libertador, el primer auto, el Mercedes Benz de Timo Makkinen y Jean Todt.
Primero a Montevideo y después a Asunción. El Rally no era broma y empezó a cobrar su precio.
Al desbarrancarse de un puente, cerca de Río Novo, perdía la vida el doctor Carlos Puppo, coordinador sanitario de la prueba.
Mas adelante, a la altura de Boa Vista, ya en Brasil, se estrellaba el Falcon número 405 y se mataba Norberto Mussini, uno de sus tripulantes.
A Bogotá llegaron 31 autos. A Santiago 29.
La caravana reingresó al país por Bariloche, apuntando a Ushuaia, para dibujar todo el sur antes de subir hacia Comodoro Rivadavia.
El 20 de septiembre, a las 23hs45m, el polaco Sovieslaw Zasada, viejo conocido de los argentinos, fue el primero en llegar a la Capital Nacional del Petróleo, para terminar la etapa frente a la sede del Automóvil Club Argentino. Tras el arribó Timo Makkinen, con huellas de un fuerte vuelco y terceros Fowkes-Kaiser.
Un día de descanso en Comodoro Rivadavia, para beneplácito de los amantes de los autos y luego otra vez al camino.
El Rally comenzó a irse de la ciudad a las cuatro de la tarde del 22 de septiembre, con la partida del primer auto.
Buenos Aires recibiría, finalmente, a 22 tripulaciones. Únicamente la categoría B (1600 cc) tendría un ganador de punta a punta: el Renault 12 TS tripulado por los argentinos Jorge Recalde y Jorge Baruscotti. En la categoría A se impusieron Nygaard-Reolon, de Brasil, con un VW 1300L. En la C, los peruanos Kube-Bradley, con un Toyota Corona RT 104 y en la D, Cowan-Malkin, con el Mercedes Benz 450SLC.
Ya en plena primavera, en el mes de octubre, el Auto Moto Club retomó la actividad poniendo en pista al TN 800 y al Hot Rod.
En una impresionante definición, el “Zorro” Martínez le gano a Mingo García por apenas 8/10 de segundo, dejando muy lejos al tercero, Cristóbal López, quien terminó a 43s5/10.
Mezclados en el segundo pelotón, Mario Ogas, Roberto Di Feo, Titin Ferre, Juan Santana, Chacho León y Carlos Costilla.
En Hot Rod, Emilio Moratinos ejecutó una obra maestra. Con problemas en su auto, no pudo clasificar, lo que lo obligó a largar la primera serie desde el último lugar. Desde allí construyó una victoria inmensa.
Al término de la primera batería ya estaba segundo, detrás de Jorge Malo. En la segunda, logró la punta de la carrera y en la tercera consolidó el triunfo por más de 7s de ventaja sobre Malo, corriendo a 131,194 km/h.
Tercero, aquel día fue Carlos Costilla; cuarto, “Petete” González; quinto, Enrique Lola, que comenzaba a aparecer con fuerza en la categoría; sexto, “Tito” Das Neves y mas atrás, Juan Santana, Eduardo Berthe, Mario González y alguien que en muy poco tiempo daría que hablar en el Hot Rod: Horacio “Potrillo” Vega, de Puerto Deseado.
Mientras esto sucedía, algunos pilotos y preparadores de Comodoro Rivadavia trabajaban en una nueva idea que el ambiente automovilístico conocía pero el gran público no.
El 25 de octubre, un grupo de esos hombres se encargo de hacer pública la movida: una nueva categoría para el automovilismo de la ciudad.
Se trataba del Turismo Nacional Promocional Standard que sus impulsores pretendían hacer debutar antes del final de ese año.
Eran automóviles de hasta dos litros de cilindrada, standards, de entre tres y ocho años de antigüedad. Fiat y Peugeot eran las marcas apuntadas para correr.
Pero no todas eran iniciativas para construir, algunas actitudes mezquinas estaban dañando y mucho la actividad.
Ante la escasa cantidad de inscriptos, el Club Los Andes se vio obligado nuevamente a suspender una prueba de Hot Rod programada en el circuito El Faro.
Lentamente, la categoría que muy poco tiempo antes se mostraba fuerte parecía encaminarse al suicidio, envuelta en disputas de poder internas y de instituciones.
Para que quede claro. El Hot Rod no corrió en El Faro por falta de inscriptos pero solo una semana después se presentó en el autódromo General San Martín, organizada por el Auto Moto Club.
Eso fue el 12 de noviembre, compartiendo la programación con el TN 800. En ambas categorías, ganadores repetidos. Carlos Martínez y Emilio Moratinos.
El “Zorro” subió al escalón mas alto del podio de los Fiat 600, acompañado por Carlos Costilla y Cristóbal López.
Moratinos, por su parte, dejó atrás a Jorge Malo, Argentino González, Orlando Rojido, Mario Rodríguez, Eladio Valle, Eduardo Arroyo, Carlos Costilla, Mario González y Tito Das Neves.
El 10 de diciembre la nueva categoría del automovilismo de Comodoro Rivadavia se mostró en sociedad con una presentación más que ambiciosa: las 4hs de Turismo Nacional.
Quince autos iniciaron aquella carrera inaugural en el autódromo General San Martín y once llegaron al final.
Carlos Mottino, montado sobre la cupé Fiat 125 armada por Victorino Viegas mandó en los primeros tramos de la carrera, hasta que rompió el motor, dejando la punta en manos de Emilio Moratinos, que corría el Peugeot 504 de Pipo Stefen, quien no la abandonó hasta el final.
Detrás del gran ídolo, que continuaba acrecentando su prestigio, una jauría de Fiat 125: Fredy Fuhr, de Río Gallegos; Mario Jones, Cristóbal López y Eladio Valle y luego Roberto Barattini, Osvaldo Hilgemberger y Juan José “Corcho” Kank, con Peugeot 504 y Eduardo Arroyo y Carlos Martínez, con Fiat.
Sin desentonar, la nueva categoría había debutado. A partir de allí viviría algunos años de esplendor hasta que, una vez más, las desinteligencias internas la fueron minando hasta hacerla desparecer. Pero para eso todavía faltaba un buen tiempo.
El fin de año se acercaba y el automovilismo se aprestaba a terminar su temporada. En Comodoro Rivadavia y en el país.
Precisamente el Turismo de Carretera cerraba su año con la disputa del Gran Premio, que definiría al campeón, entre dos hombres del equipo Ford: Héctor Luís Gradassi y Juan María Traverso.
Y esa definición iba a ser, ni más ni menos, en el autódromo General San Martín donde se correría la ultima etapa de la gran carrera.
El 10 de diciembre, desde Necochea, el Gran Premio se pudo en marcha, rumbo a Bahía Blanca. Triunfo de Gradassi, a 233 km/h de promedio, aventajando por 13s a Traverso.
La segunda etapa hasta Trelew. Otra vez Gradassi, que se escapaba en la punta, corriendo aun más rápido que el día anterior: 240 km/h. Una cosa de locos si usted recuerda las rutas de 1978.
La tercera etapa, entre Trelew y Esquel fue de Traverso, a más de 173 km/h, achicando muy poco la diferencia.
Después el cuarto parcial, el que llegó a Comodoro Rivadavia desde Esquel. Gradassi adelante, seguido de Héctor Fiorda. Traverso complicado por problemas de gomas llegaba sin embargo al final. No corrían la misma suerte Destéfanis, Loiocco, Von Wernich y Carnevali que quedaban detenidos en algún lugar del tramo.
El remate de aquel Gran Premio se integró con 30 vueltas al circuito de 3.764 metros del autódromo General San Martín, corrido el 17 de diciembre. Traverso se movió con mucha mas astucia que Gradassi, poniendo su auto para funcionar a plena velocidad en la pista.
Así descontó la diferencia que hasta allí acumulaba su compañero de equipo y le agregó 6m33s, mientras Saez terminó tercero.
Las diez primeras colocaciones las completaron Héctor Ríos, Enrique Bravi, Héctor Fiorda, Osvaldo Villaverde, Héctor Buzurro, Osvaldo Lynn y Osvaldo Ameal.
¿Sabe quién fue último en aquel Gran Premio, que vio solo 18 autos en el final? Un Dodge, conducido por un tal… Oscar Aventin.
Traverso le arruinó la fiesta del quinto campeonato a Gradassi y sumó su segundo título consecutivo en la categoría
Solo para la estadística vale mencionar el cierre de temporada del Hot Rod que disputó una carrera que jamás debió correrse, con muy pocos autos y un espectáculo pobrísimo, que solo sirvió para agregar una nueva victoria a la campaña de Emilio Moratinos que, por supuesto, fue el campeón de la categoría.

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