jueves, 22 de julio de 2010

NO HABRA NINGUNA IGUAL... NO HABRA NINGUNA

Quizás tenga el mismo encanto de la primera novia. Tal vez sea tan inolvidable como esa mujer adolescente. Y como sucedió con aquella chica, después vinieron otras, algunas mejores, otras más amadas, pero ninguna igual.
Así, tal vez, muchos sientan hoy la “Doble Puerto Deseado” de 1965, que seguramente no fue la mejor, pero tuvo el privilegio de ser la primera y eso solo la convierte en inolvidable e inigualable.
Lo cierto es que el 16 de abril de 1965, a las ocho de la mañana, el entrañable sueño de un grupo de hombres se convertía en realidad y la patriada enorme de aquellos dirigentes se ponía en marcha.
Rumbo a Puerto Deseado, apuntando al sur, escribiendo la primera página de uno de los tramos más gloriosos de la historia del automovilismo regional.
Pero no nos apresuremos, porque este segmento merece un tratamiento preferencial.
Arriba: Angel Marconi, con el Isard 700,
al momento de iniciar la carrera.
Abajo: Carlos Fernández, con el Gordini,
recorriendo los primeros tramos

Pensada y organizada por el Auto Moto Club Comodoro Rivadavia, con la colaboración del Club Deseado Juniors, la carrera contó con el respaldo total de la por entonces poderosa YPF.
Asegurado el aspecto económico, los dirigentes se abocaron a la tarea de organización, que no era poca.
Recorrer la ruta, instruir a la gente que trabajaría en la prueba, cerrar detalles de alojamiento y parques cerrados, etc, no fue tarea fácil y llevó su tiempo.
Pero todo se fue cumpliendo de acuerdo a lo previsto y cuando finalmente hubo que iniciar la carrera, treinta y un autos se alinearon en la largada.
Dos etapas, idénticas pero en sentido inverso, sirvieron para totalizar 660 kilómetros de carrera, partiendo desde Comodoro Rivadavia y pasando por Caleta Olivia, Cañadón Seco, Pico Tuncado, Fitz Roy, Jaramillo y llegada en Puerto Deseado, el sábado y retorno por la misma vía, el domingo.
La carrera, reservada para autos Standard, fue dividida en cinco categorías: la “A”, hasta 850cc de cilindrada; la “B”, desde 851cc hasta 1100cc; la “C”, desde 1101 a 1600cc; la “D”, para autos de más de 1600cc y la “E” para los tradicionales autos de hasta 4200cc hasta modelo 1953.
La fiscalización general estuvo a cargo de un Comisario Deportivo General, responsabilidad que recayó en don Juan Bautista Fernández, secundado por los comisarios deportivos, Luís Verdeal y Cesar Kesen.
Arriba: Hector Costilla y Américo Blanco Brid
los ganadores de la general.
Abajo: Guillermo Salas, ganador de la categoría menor
Dijimos que treinta y un autos iniciaron la marcha. Veamos quienes fueron.
En la categoría “A”, dos Fíat 600, conducidos por Guillermo Salas y Miguel Paincho y cuatro Isard 700, en manos de Angel Marconi, Joaquín Blanco, Pascual Papalardo y Humberto Villanueva.
En la “B”, un Auto Unión, conducido por “Larry II”; un Fíat 1100, llevado por Norman Williams; dos Renault Gordini, con Carlos Fernández y Juan Carlos Kristiansen al volante y dos VW, en manos de Alberto Collazo y Omar Yague.
En la “C”, un solitario Siam Di Tella, conducido por Oscar Lecito, enfrentando a cuatro poderosos Fíat 1500 corridos por Juan Carlos Pereyra, Marcos Rodríguez, de general Roca, Horacio Urdin y el seudónimo “Coto”.
En la categoría “D”, tres Mercury, con Selin Kesen, Juan Carlos Rostagno y “El Desconocido” al volante; un Plymouth, corrido por el piloto de San Julián, Luís Cuesta y un Fairlane, llevado por el deseadense Ramonin Fernández.
Finalmente en la “E”, la categoría mas numerosa, tres Chevrolet 53, en manos de Héctor Costilla, José Manuel y Florentino Menéndez; tres Ford 53, con Julio Garagarza, Guillermo Kank y Avelino González como pilotos; un Ford 43, en manos del valletano David Kresteff y dos Mercury 52, corridos por José Barrera y Osvaldo Flores.

Arriba: Julio Garagarza y Hector Costilla peleando
mano a mano un puesto en el camino
Abajo: Julio Chaparro, cronómetro en mano, da la orden
y la bandera argentina cae frente al auto de
Hector Costilla, que inicia la carrera

El viernes 16 de abril, a las ocho de la mañana, desde la administración de YPF, en General Mosconi, se puso en marcha la carrera en forma simbólica. Una hora después, desde el Liceo Militar, el auto número 2, de Guillermo Salas, iniciaba la carrera y tras él, a intervalos de 30 segundos, el resto de los competidores, con cinco minutos de diferencia entre categorías.
A las 9h33m, el auto N° 418, conducido por Osvaldo Flores, era el último en partir y al perderse en la distancia el ruido de su motor, el silencio ganó la ruta 3. Pero solo por 48 horas, porque ese mismo lugar sería escenario de la llegada de la segunda etapa.
La mañana de Pico Truncado ese día no fue igual. A las 10h32m50s, para sorpresa de todos, apareció todavía primero en el camino el pequeño Fiat 600 de Guillermo Salas  transponiendo el pueblo, cuyos habitantes, entusiasmados, bordeaban el camino.
A las 10h35m28s, pasó José Brazao, con el Auto Unión y luego, en el tercer lugar en el camino, el poderoso Mercury de Selin Kesen, pasó a las 10h36m17s.
Luego, uno a uno y en el siguiente orden, fueron pasando los demás: Luis Cuesta, Marcos Rodríguez, Héctor Costilla, Ramonin Fernández, Norman Williams, Juan Carlos Pereyra, Horacio Urdin, Carlos Fernández, Willy Kank, Avelino González, David Kresteff, “Coto”, Lito Paincho, Oscar Lecito, Juan Carlos Kristiansen, Alberto Collazo, José Manuel, José Barrera, Héctor Villanueva, Omar Yague, Juan Carlos Rostagno, Julio Garagarza, Pascual Papalardo, Angel Marconi, Joaquín Blanco y muy retrasado, Osvaldo Flores.

Arriba: A fondo por la ruta 3, Hector Costilla
marcha hacia Puerto Deseado.
Abajo: El Fiat 1500 de Horacio Urdin que al final de la
carrera se ubicó segundo en su categoría.

En algún lugar del camino, entre Cañadón Seco y Pico Truncado, había quedado detenido el auto de “El Desconocido”.
Los relojes, implacables, decían entonces que Héctor Costilla mandaba en la etapa, seguido a 1m51s por Willy Kank y a 1m56s por Avelino González.
En la clase “D”, el puntero era Selin Kesen, seguido por Cuesta a 1m38s y Ramonin Fernández a 4m24s.
En la “C”, adelante Marcos Rodríguez, aventajando por 2m10s a Urdin y por 2m56s a Pereyra.
En la “B”, dueño de la punta era Norman Williams, con el Fíat 1100, con 1m58s de ventaja sobre Carlos Fernández y 8m11s sobre Kristiansen.
Finalmente, en la categoría menor, el sorprendente Salas se escapaba en la punta, poniendo una luz de 7m05s sobre Paincho y 15m58s sobre el Isard de Villanueva.
Pero todavía faltaba más de la mitad del camino y esa parte se devoró las aspiraciones de varios hombres que no pudieron llegar a Puerto Deseado. Allí quedaron, silenciosos, los autos de Collazo, Garagarza, Lecito, Rostagno y Barrera, que sufrió un vuelco espectacular, aunque sin consecuencias personales.

Arriba: El Auto Unión de "Larry II" iniciando la
carrera. El seudónimo escondía la identidad de José Brazao.
Abajo: Selin Kesen dobla acelerando, rumbo al sur


Avelino González, que venía cumpliendo un gran trabajo, comenzó a retrasarse y a tener problemas en su auto y aunque llegó al final fue excluido por haber sido remolcado en un tramo de la ruta.
A las 11h43m01s, Selin Kesen, que había logrado mantener el liderazgo en el camino, culminaba la etapa, en la recta que une Tellier con Puerto Deseado, frente al Aero Club.
A las 11h44m33s, llegaba Héctor Costilla, ganador absoluto por tiempo neto y luego Cuesta, Kank, Ramonin Fernández, Kresteff y el Fíat 1500 de Marcos Rodríguez.
El ganador de la etapa, ya lo dijimos, fue Héctor Costilla, quien cumplió el tramo en 2h14m33s; segundo, a 3m51s Willy Kank; tercero Kesen, a 6m38s; cuarto Cuesta, a 10m23s; quinto Kresteff, a 12m44s; sexto Ramonin Fernández, a 16m20s; séptimo José Manuel, a 26m03s; octavo Marcos Rodríguez, a 27m47s; noveno Horacio Urdin, a 31m58s y décimo Florentino Menéndez, a 33m23s.
Arriba: "El Aventurero" inicia la marcha. En
realidad se llamaba David Kresteff y venía a
correr desde Trelew.
Abajo: Otro foráneo corriendo la gran carrera.
Luis Cuesta, de San Julián.


Por categorías, en la mayor era primero Costilla, seguido por Kank y Kresteff.
En la “D”, Kesen era líder, escoltado por Cuesta y Ramonin Fernández.
En la “C” mandaba Rodríguez, con ventaja sobre Urdin y Pereyra.
En la “B”, era puntero Norman Williams, seguido por Carlos Fernández y Kristiansen.
En la mas chiquita, Salas era primero cómodo, lejos del segundo, Miguel Paincho y del tercero, Villanueva.
La primera etapa del gran desafío había terminado. Venía el tiempo para el descanso, para el trabajo de los mecánicos y para la elaboración de estrategias, pensando en el domingo.
El 18 de abril comenzó muy temprano para todos, casi al alba, aunque la carrera se largó a las nueve de la mañana.
A esa hora, la bandera cayó delante del auto N° 302, de Selin Kesen y el hombre aceleró todo, con la vista puesta en el camino y el anhelo en Comodoro Rivadavia, punto final de la prueba.
Veintidós pilotos, uno menos de los que habían llegado a Puerto Deseado, iniciaron el tramo final. Sin poder largar, con su Renault negándose a funcionar, se quedo de a pie Juan Carlos Kristiansen.

Arriba: Marcos Rodriguez, de General Roca,
asistido en plena ruta. Fue el ganador de su categoría.
Abajo: "Lito" Paincho comienza a acelerar su Fiat 600
rumbo a Puerto Deseado.


Otros sufrirían la frustración mas adelante y quedarían a un costado del camino sin poder ver la bandera a cuadros. Fueron José Manuel, Omar Yague, “Larry II”, Pascual Papalardo y Joaquín Blanco.
La etapa, entretanto, fue una lucha sin cuartel entre Selin Kesen, Héctor Costilla y Ramonin Fernández.
Por Jaramillo, Costilla, que pasó a las 9h46m30s, había tomado la delantera en el camino, pero los tenía muy cerca de Kesen y Fernández, que en ningún momento dejaron de perseguirlo.
Tanto insistió Selin Kesen, que entre Cañadón Seco y Caleta Olivia, recuperó el liderazgo en la ruta, iniciando una escapada que no solo le permitió asegurarse el triunfo en su categoría, sino también ganar la general de la etapa, cerrando una soberbia actuación.
Al final del esfuerzo, en el Liceo Militar de Comodoro Rivadavia, Kesen fue el ganador de la etapa, con 2h16m04s, a 148,100 km/h de promedio; segundo resultó Ramonin Fernández, a 41s; tercero, regulando su marcha, Héctor Costilla, a 2m17s; cuarto, Luís Cuesta, a 4m05s y quinto Willy Kank a 15m12s.
Por categorías, ganaron Costilla en la “E”, Kesen en la “D”, “Coto” en la “C”, Fernández en la “B” y Salas en la “A”.
Los cómputos finales, dijeron que el ganador absoluto de la primera edición de la “Doble Puerto Deseado” fue Héctor Costilla, con el Chevrolet 53, empleando un tiempo de 4h30m37s, a un promedio de 147,350 km/h. Curiosamente, este piloto, pero a bordo de una cupé Fíat 125, sería, muchos años después, el ganador de la último Doble Puerto Deseado que se disputó.
Por categorías, en la “A” dominaron los Fíat 600, con Guillermo Salas ganador, a 100,323 km/h y una ventaja de 22m42s sobre Lito Paincho; 41m36s sobre Héctor Villanueva y 1h19m51s sobre Angel Marconi, los dos últimos con Isard 700.
Dos imágenes de Ramonín Fernandez. Arriba, al
momento de largar. Abajo, doblando desacomodado
una curva del camino.


En la clase “B”, el Gordini de Carlos Fernández, a 105,850 km/h, pudo con el Fíat 1100 de Norman Williams, a quien aventajó por 4m09s.
En la “C”, fue victoria de Juan Carlos Pereyra, a 126,515, con una luz de 4m07s sobre Horacio Urdin, 9m sobre “Coto” y 28m50s sobre el ganador de la primera etapa, Marcos Rodríguez, todos con Fíat 1500.
En la clase “D”, ganó el Mercury de Selin Kesen, a 144,106 km/h, seguido por el Plymouth de Luís Cuesta a 8m01s y el Fairlane de Ramonin Fernández a 10m34s.
Finalmente, en la categoría mayor, el triunfo fue para Chevrolet, con Héctor Costilla corriendo a 147,350 km/h y dejando atrás a los Ford de Willy Kank, a 16m36s y David Kresteff, a 29m03s y el Chevrolet de Florentino Menéndez, a 55m38s.
La primera Doble Puerto Deseado había llegado a su fin y como aquella relación con la primer novia, al mismo momento de finalizar se convirtió en inolvidable. Después vinieron otras, con mayor organización, con más autos en el camino, con más lucha, con más velocidad...
Pero como aquella primera,... no habrá ninguna igual..., no habrá ninguna.
El inicio de la carrera para el comodorense Selin Kesen.

De por si, la Doble Puerto Deseado marcó un hito de trascendencia en la historia del automovilismo regional y con los años se convirtió en un clásico que edición tras edición, convocó a pilotos, mecánicos, dirigentes y público, en una especie de cita de honor que nadie quería perderse.
Esta carrera, además, tuvo la virtud de marcar un antes y un después en la actividad, fundamentalmente porque sirvió para dar impulso a una categoría conformada por autos de calle, standard, que en los años siguientes sería dueña del escenario automovilístico. 

Guillermo Salas, recibe su premio de manos de Juan Fernández
Con los comentarios de la gran carrera todavía resonando en el ambiente, a fines del invierno del 65, el Auto Moto Club organizó, en un circuito semipermanente de km 8, el Gran Premio Petroquímica, para las clases A, B y C de los autos standard.
El 8 de agosto, pese al fuerte viento reinante, una extraordinaria cantidad de público se dio cita a lo largo de todo el circuito, para presenciar la carrera que corrieron quince autos.
La tarde tuvo una aparición rutilante: el blanco Alfa Romeo Giulietta de Milan Lahuta. Auto y piloto dominaron a voluntad hasta su abandono y aunque el ganador final fue Horacio Urdin, con el Fíat 1500, el fantástico auto italiano y su veloz piloto ya se habían instalado en la consideración de la gente.
Lo cierto es que aquella tarde, corriendo a 107,823 km/h, Urdin le ganó por 53 segundos a Juan Carlos Pereyra y por una vuelta al Siam Di Tella de Oscar Lecito.
En la categoría intermedia, el triunfo fue para el Auto Unión de “Larry II”, seguido por el seudónimo “El Fugitivo” y en la menor, donde dominó Lito Paincho hasta su abandono, fue victoria de Luís Braceras, seguido por Tomas Glerean y el Patón Salas.
Ese 8 de agosto, montado en un Gordini, apareció en pista un muchacho flaco y alto, que traía la experiencia de haber acompañado a su padre en algunas carreras y debutaba como piloto. Aunque no tuvo una gran actuación, con el tiempo se convertiría en uno de los más exquisitos volantes que dio el automovilismo de estas tierras. Su nombre: Carlos Alberto Mottino.
El Gran Premio 13 de Diciembre, sirvió para renovar la convocatoria en el circuito de Petroquímica, pero esta vez sin el brillo de la carrera anterior, por la escasez de autos, pese a los veintiún inscriptos.
Es que no estuvieron presentes Miguel Paincho y Carlos Mottino, que rompieron sus autos en las pruebas; Willy Kank, que el día anterior a la carrera sufrió un fuerte accidente y por razones desconocidas Mario Piedrabuena, David Kresteff, Osvaldo Flores, Horacio Urdin y Héctor Zampallo.
En pobre espectáculo, esa tarde, en la categoría A, ganó “El Fugitivo”, seguido por Carlos Fernández, José Gregorio López y el caletense Orlando Rojido, quien debutaba en el automovilismo a bordo de un De Carlo.
En la categoría C, mientras tanto, la victoria fue para el Ford de Carlos Knez, escoltado por “Patoruzu” Pacheco y Serapio Fernández.

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