sábado, 4 de septiembre de 2010

EL FANTASTICO AÑO 53

Particularmente activo, 1953 fue uno de los años más brillantes del automovilismo patagónico. Dieciocho carreras disputadas entre Comodoro Rivadavia, Gaiman, Puerto Madryn, Trelew y Puerto Deseado, mas la realización de la Vuelta al Valle del Chubut, que ganó Juan Gálvez, hablan a las claras del impulso que el automovilismo había tomado en estas tierras en los primeros años de la década de los cincuenta.
Mucho tenían que ver en esto el Auto Moto Club Comodoro Rivadavia, el Tiro y Pelota Auto Club, el Automóvil Club de Puerto Madryn, el Club Hípico Sargento Cabral de Gaiman, el Club Deseado Juniors y los clubes Tiro Federal e Independiente, de Trelew, gestores de todas las competencias.
Nueve Carreras para Ford T, cinco para Fuerza Limitada, tres para el Turismo de Carretera y una para Standard Turismo, conformaron el calendario del ambicioso año automovilístico.
La temporada se inició casi con el año, en Puerto Madryn, una plaza que el automovilismo no debió perder jamás, el 11 de enero, con una carrera organizada por el Automóvil Club Puerto Madryn, para las categorías Ford T y Fuerza Limitada...

Juan Bautista Fernandez, o si prefiere "Matasiete", quizas el piloto mas importante
de su tiempo corriendo en el circuito de Santa Juana, en 1953
Hacia la localidad portuaria habían viajado, días antes, Juan Fernández y Gerardo Castillo, para tomar parte de la competencia, en representación del Auto Moto Club.
Precisamente fue Fernández, a un promedio de 94,470 km/h, quien se quedó con la victoria en Ford T, aventajando por solo 24s a “Cholo Tandil” de Gaiman, seudónimo que ocultaba el verdadero nombre del hombre que era Juan Carlos Loureiro. Tercero fue Andrés Martínez, cuarto Gerardo Castillo, quinto Eliseo Diez y sexto Víctor Bancella.

El Gran Premio organizado por el TYPAC en 1953 está por comenzar. Alineados
para iniciar la carrera, "Pepe Ruso", Ramón Lorenzo, Selin Kesen, semitapado
Tito Lorenzo, Américo Blanco Brid y en sexto lugar quien sería el ganador,
José Muñiz, de Río Gallegos.
Mucha mas reñida aun,  la Fuerza Limitada, en la que el esquelense Guillermo Quintana, a 102,852 km/h, le ganó por apenas ocho segundos al local, Pedro Sancha. Tercero resultó Ricardo Barbullo.
El 22 de marzo, el TYPAC renovó el desafío de hacer correr los autos tipo Gran Premio, y organizó una competencia en el circuito “17 de Octubre”, reservada a pilotos patagónicos.
La carrera se corrió bajo la Fiscalización del Automóvil Club Argentino que envió a Comodoro Rivadavia a Juan Plini, para actuar como Comisario Deportivo y a Alejandro Marón, como cronometrista. Un lujo.
Trece pilotos inscriptos de los cuales once fueron de la partida, ordenados de acuerdo a las pruebas de clasificación del sábado 21, de la siguiente manera: “Pepe Ruso” con Guillermo Quintana de acompañante, Ramón Lorenzo con Cesar Kesen, Selin Kesen con Juan Pieralesi, Tito Lorenzo con José Novegil, Américo Blanco Brid con Darío Iparrea, José Muñiz con Enrique Russo, Natalio Doria con Nazareno Matélica, Luís Verdeal con Carlos Gonzalez, Antonio Trevisan con Carlos Trevisan, Ricardo Bissi con Celsio Soutullo, Manuel Ferre con Ventura Ruiz, José Rozas Ferre con Julio Gramisel y José Cristian con Roberto García.
Al cumplirse la primera vuelta al trazado, “Pepe Ruso”, de Trelew, comandaba las acciones, seguido por los comodorenses Ramón Lorenzo y Selin Kesen.

Los hermanos Trevisán antes de iniciar la competencia. No pudieron llegar
al final y quedaron a un costado del camino.
En la largada habían quedado truncas las esperanzas de Luís Verdeal y Ricardo Bissi y en la segunda vuelta le decía adiós a la carrera José Rozas Ferre.
Se corría la cuarta vuelta cuando el numeroso público ubicado en la curva y contracurva en subida que desembocaba en la recta principal, vio venir, lanzado a gran velocidad, el auto de José Cristian. El hombre de San Julián, que al año siguiente cumpliría una notable labor en el Gran Premio Argentino, venía intentando remontar posiciones, después de haber largado muy atrás como consecuencia de un trabajo poco afortunado en clasificación. Y venía rápido, tanto que en la primera curva el auto se puso de costado y ya le fue imposible embocar la segunda. La máquina siguió, caprichosamente, una trayectoria recta, desobedeciendo la curva del camino y volcando en la banquina.

Bellísima, la cupé Ford de Selin Kesen por los caminos de Caleta Córdova.
Fue el 22 de marzo de 1953 cuando terminó segundo de José Muñiz.
Piloto y acompañante, ilesos, salieron presurosos del auto y con la ayuda del público lo pusieron otra vez sobre sus cuatro ruedas y continuaron en carrera. Pero el esfuerzo fue inútil, unas pocas vueltas mas y los fierros fundidos pudieron mas que el enorme espíritu deportivo de aquellos hombres, acostumbrados a no claudicar jamás.
En la punta, mientras tanto, “Pepe Ruso” aprovechaba los problemas en el auto de Ramón Lorenzo para estirar diferencias, mientras Manuel Ferre daba cuenta de Selin Kesen y saltaba al tercer lugar, pero por poco tiempo, ya que abandonó en la décima vuelta.
Promediaba la carrera cuando comenzó a notarse el avance del piloto de Río Gallegos, José Muñiz, que a esa altura superaba a Kesen y aprovechando el ya inevitable retraso de Lorenzo se colocaba segundo. Desde allí comenzaría la caza del puntero.

Otro hermoso exponente del automovilismo de su tiempo: el Ford de Ramón Lorenzo.
En el Gran Premio del TYPAC de 1953, con el motor herido, se las ingenió para
llegar al final en cuarto lugar.
Por la vuelta 19, cuando ya no estaban en carrera Natalio Doria, Antonio Trevisan ni Tito Lorenzo, un pertinaz rateo en el motor de su máquina, anticipaba el final para “Pepe Ruso”, que sin embargo mantuvo el liderazgo por dos vueltas mas, hasta su abandono definitivo.
Muñiz estaba en punta y Kesen, con el parabrisas roto desde la tercera vuelta, segundo. El de Comodoro Rivadavia entendió que había llegado la hora de echar el resto. Apretó los dientes y pisó a fondo el acelerador. A todo o nada. En la vuelta 24 estaba mucho mas cerca del puntero. El viento en la cara no importaba, el camino haciéndose angosto para contener tanta velocidad, tampoco. El público, entusiasmado, aplaudía al costado del circuito.
El hombre quería ganar, para eso se estaba esforzando y a una vuelta del final, pareció que podía: Kesen primero, Muñiz, segundo.

Impecable como todos los autos que preparó y corrió en su larga y exitosa
trayectoria. Américo Blanco Brid y el Chevrolet con el que hizo podio
el 22 de marzo de 1953.
Pero ya no había resto, los metales, cansados de tanta exigencia, se negaban a complacer las demandas del piloto que exigía más y más.
José Muñiz, con un auto mas entero, se quedó con la victoria a un promedio de 108,261 km/h, aventajando a Kesen por 1m42s.
Tercero, a 2m16s, Américo Blanco Brid y cuarto, batallando con un auto herido, Ramón Lorenzo.
En el duro camino de la carrera quedaron inmóviles las aspiraciones de Rozas Ferre, Cristian, Ferre, Doria, Trevisan y Tito Lorenzo, que no alcanzaron la bandera a cuadros que premia el esfuerzo.

Américo Orsi en incomoda situación, en abril de 1953, en el circuito de Santa Juana.
Salió del mal trance y terminó ganando el Gran Premio Aniversario del AMC en la
categoría Standard Turismo.
(Fotografía: Foto Estudio Belgrano)
Fue una buena realización del TYPAC, cuyos inquietos dirigentes ya comenzaban a planear la carrera del año siguiente. Lejos estaban de imaginar que el suyo sería, en 1954, el único evento automovilístico de la ciudad.
El 26 de abril se corrió el “Gran Premio Aniversario” del Auto Moto Club, en el circuito de Santa Juana.
Orsi en Standard Turismo, Juan Fernández en Ford T y Ramón Lorenzo en Turismo de Carretera, fueron los ganadores de una jornada gris y neblinosa, con poco público al costado del camino.

Luis Civitarreale corriendo en los caminos de tierra de Km 8. Fue protagonista
importante del automovilismo regional hasta 1960 cuando un maldito badén del
camino de la Vuelta a la Provincia se lo llevó para siempre.
Dos meses antes, al presentar el resumen del año, los dirigentes del Auto Moto Club hablaron por primera vez de recaudar fondos para construir un autódromo. El 1 de marzo, la idea empezó a corporizarse, al salir a la venta una rifa de una “Delivery” 0 km.
En mayo, dos carreras consecutivas en Gaiman. El 17, Ford T y una semana después, Fuerza Limitada. En ambas ocasiones la victoria fue para el comodorense Gerardo Castillo, que elevaba constantemente el valor de sus acciones.

A fondo, levantando polvareda, dobla Rodolfo Faisca en una curva del
circuito de Santa Juana. Fue el 19 de octubre de 1953, corriendo en la
categoría Standard Turismo.
Tras el obligado receso invernal, el 2 de agosto, una interesante propuesta en ruta para los Ford T: el Gran Premio Bodas de Plata del Club Deseado Juniors, uniendo Puerto Deseado con Antonio de Viedma y regreso, en dos etapas, totalizando 115 kilómetros de carrera.
Manuel Navarro, de Jaramillo, cubrió el recorrido en 1h15m47s, a un promedio de 91,890km/h, para ganar la competencia, seguido por Armando Alvarez, a 5m30s, Roberto Piccinini, de Puerto Deseado; Argentino González, de Fitz Roy; Osvaldo Chamba y Manuel Cuesta.
El 16 de agosto se corrió otra vez en Gaiman, con la organización del Hípico Sargento Cabral y otra vez triunfo de Gerardo Castillo en Ford T, escoltado esta vez por Juan Fernández, que completó el uno-dos comodorense.

El piso de tierra ya estaba flojo y la cosa se ponía dificil, había que pelear
mucho el auto para mantenerlo en el camino. Aquí el que lo hace es Osvaldo
Morales en Km 8. Fue el 6 de diciembre de 1953.
(Fotografía: Foto Estudio Belgrano)
Sin tiempo para el descanso, el 30 de agosto, en Trelew, en la vieja pista del Club Tiro Federal.
Eliseo Diez ganó en Ford T, escoltado por Gerardo Castillo, mientras “Pepe Ruso” se quedó con los laureles de la Fuerza Limitada, superando a Diez, que completó una jornada espectacular.
Una semana después, el 6 de septiembre, la convocatoria fue en Puerto Madryn. Eliseo Diez, otra vez victorioso en Ford T, con Castillo segundo y el local Raúl Díaz, tercero. Pero la Fuerza Limitada no terminó bien.
¿Qué fue lo que sucedió? Desde el arranque mismo de la carrera se planteó una intensa lucha entre el neuquino Lagos Cano, “Pepe Ruso” y Pedro Sancha.

Dos caras de la misma moneda. Nazareno Matélica y sus colaboradores
antes de iniciar la carrera, sonrientes, confiados y la angustia despues del
vuelco y la desesperación de auxiliares y policías para retirar a
Matélica del auto. Fue el 6 de diciembre de 1953.
(Fotografía: Foto Estudio Belgrano)

En la tercera vuelta sufrió un vuelco sin consecuencias el comodorense Castillo y cuando salía de su auto, los punteros, entremezclados con algunos rezagados, llegaban al lugar. Lagos Cano, que venía adelante pasó sin inconvenientes, pero “Pepe Ruso”, al intentar esquivar el auto volcado realiza un trompo y es embestido con mucha violencia por el “Cholo Tandil”, que venía detrás. Allí la carrera fue suspendida, trasladándose de inmediato al piloto accidentado hasta el hospital de Puerto Madryn.
Si bien el estado de Tandil revistió carácter reservado en los primeros momentos, afortunadamente con el paso de los días evolucionó satisfactoriamente y no paso mucho tiempo hasta que el hombre volvió al volante.
Un mes después de estos sucesos, el 6 de octubre, el circuito de kilómetro ocho, en Comodoro Rivadavia, recibió al Ford T y al Turismo de Carretera.
Juan Fernández ganó la primera de las categorías, mientras Cesar Kesen hizo suya la victoria entre los autos con techo.
Juan Manuel Chaparro corriendo en el circuito de Santa Juana (hoy Km 8).
Fue un entusista protagonista del automovilismo de aquellos años y un
enorme colaborador del Auto Moto Club.
En el mismo circuito se cerró la temporada, el 6 de diciembre, con el Ford T y la Fuerza Limitada, carrera que resultó escasamente atractiva por la gran cantidad de abandonos, especialmente en Fuerza Limitada, donde se impuso Gerardo Castillo.
Este piloto también ganó en Ford T, aunque en este caso debió trabajar mucho para doblegar a un piloto cuyo nombre comenzaba a sonar con fuerza: Alejandro Atorrasagasti.
Excelente temporada aquella de 1953. Muchas carreras, viejas y nuevas categorías compartiendo escenarios, integración regional a través del deporte y la aparición de nuevos nombres en el firmamento automovilístico, hacían predecir un futuro venturoso.
Sin embargo el año siguiente y varios mas, no serían tan activos, afectado el automovilismo por una notable recesión.
Recién sobre fines de la década de los cincuenta, la actividad recobraría impulso, dando comienzo a una de las etapas mas brillantes de la historia automovilística comodorense.

1 comentario:

  1. Realmente excelente la nota y la calidad del blog es impresionante. Muy buena toda la recopilación historica que venis realizando. Felicitaciones y muchos exitos. Ivan 3cv.

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