lunes, 24 de enero de 2011

EL "BOOM" AUTOMOVILISTICO

En 1958, mientras Billy Cafaro y su “Pitty, Pitty” torcían el rumbo de la canción popular, el doctor Arturo Frondizi llegaba a la presidencia de la Nación, poniendo fin a la autodenominada “Revolución Libertadora”, que unos años atrás había quebrado el orden constitucional.
Desarrollo y petróleo eran las palabras que acompañaban a Frondizi, quien a poco de asumir anunció la nueva política petrolera, que en Comodoro Rivadavia tuvo una gran resonancia por los contratos con empresas nacionales y extranjeras.
El “boom petrolero” estaba en marcha y la ciudad se convirtió en una fiesta. Había circulante, la actividad comercial se expandía, abundaba el trabajo y la ciudad crecía rápida y desmesuradamente.
El automovilismo zonal no era ajeno a ese florecimiento y la actividad, empujada por los dólares, comenzó a crecer.
Manuel Bernárdez, Luis Civitarreale, Oscar Fernández, Julio Soto y Fidel
Palomeque, a punto de largar la carrera corrida el 9 de julio de 1958.
Los beneficios del paralelo 42 permitieron que mucho antes que en el resto del país, autos modernos reemplazaran a las viejas “cupecitas” del Turismo de Carretera y así, mientras esa categoría agonizaba en la región, la Standard hasta modelo 1953 comenzaba a hacerse fuerte y a disputar preferencias con el Ford T y muy especialmente, la Fuerza Limitada.
l 9 de febrero de 1958, el Auto Moto Club hizo disputar una programación automovilística de real jerarquía. Ford T, Standard y Fuerza Limitada en una sola jornada que la enorme cantidad de gente que se dio cita en el autódromo General San Martín, disfrutó a pleno, con la complicidad de un día sereno y soleado.
La presencia de corredores de Esquel, Puerto Madryn, Bahía Blanca y Coronel Dorrego, sumados a los buenos pilotos locales, le dio al espectáculo el brillo que merecía.
A las dos de la tarde, los coches de la categoría Standard abrieron la programación con apenas cuatro autos que, sin embargo, ofrecieron una carrera espectacular a lo largo de las quince vueltas que corrieron.
De entrada nomás, Luís Civitarreale tomó la delantera, seguido por Nicolás Relly, Manuel Bernardez y Carlos Mottino padre, a bordo de aquel fantástico Packard, con caja automática.
Gerardo Castillo (a la izquierda), Juan Fernández (al centro) y Nazareno Matélica
largan en primera fila una carrera corrida en Comodoro Rivadavia en 1958.
(Fotografía: Fotografo desconocido)
Bernardez, que no era de andarse con chiquitas, apuró el tren y en la sexta vuelta pasó al segundo lugar, entablando una lucha sin cuartel con Civitarreale que logró aguantar la punta hasta la décima pero tuvo que ceder ante la presión.
Pero en la vuelta siguiente, después de marcar el récord para el giro, con 1m07s, Bernardez llegó demasiado pasado a la curva norte y no pudo evitar el trompo que lo retrasó y puso a Civitarreale otra vez al frente de la carrera, aunque ahora apremiado por Mottino.
En la vuelta trece, enfrascados en la lucha por el liderazgo, Civitarreale y Mottino se fueron afuera y Nicolás Relly heredó la punta. Pese a todo, la carrera aun no estaba definida.
Mottino aceleró y en la última vuelta superó a Relly, pero el martillero no se rindió y elaboró el golpe de escena del final. Jugado entero, frenó por dentro en la ultima curva, ganó la posición por la cuerda y salió primero a la recta principal. Una maniobra de esas que no se olvidan y un gran triunfo para Nicolás Relly, quien corriendo a 84,644 km/h, le ganó por solo 4/5 a Mottino. El público, por supuesto, agradecido.
En el Ford T la historia fue distinta, porque Américo Blanco Brid no dejó alternativas y ganó de punta a punta, a 96,075 km/h de promedio. Tras él, Gerardo Castillo, el valletano Eliseo Diez y el recordado Nazareno Matélica.

Toda la potencia de la Fuerza Limitada se pone en marcha el 28 de febrero de 1958.
En primera fila Codagnone, Pernachotti y Toto Gonzalez. Mas atras, Guillermo Quintana.
(Fotografía: Fotógrafo desconocido)
A las cinco y media de la tarde, la Fuerza Limitada salió a pista y el público se acomodó junto a los alambrados, buscando la mejor ubicación. Es que esta categoría había despertado una inusitada expectativa por la presencia de renombrados pilotos foráneos. Desde Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires, había llegado Rubén Codagnone; de Bahía Blanca, Cesar Pernachotti; de Esquel, Guillermo Quintana y Toto González y de Puerto Madryn, Andrés Sancha.
Desde el momento en que el largador oficial, Cesar Kesen, bajó la bandera, la lucha se dio dura entre Codagnone y Quintana, quienes comenzaron a girar por debajo del minuto, poniendo una crecida luz de ventaja sobre González, que se mantenía tercero y Pernachotti, que era cuarto.
Codagnone no paraba de acelerar. En la vuelta cuatro marcó el récord, con 57s2/5, dos giros después lo mejoró, llevándolo a 56s4/5 y en la décima puso al rojo los relojes con un fantástico 56s2/5.
Allí se acabó la carrera, porque el esquelino Quintana, que era el único que le podía seguir el tren al hombre de Coronel Dorrego, abandonó con el motor fundido, dejando el lugar de escolta a su coterráneo, Toto González, pero a mas de 20 segundos del líder.

El Opel de Enrique Legari, perseguido por dos VW, el de Carlos Urteaga y el
de Nicolas Relly. Fue en el autódromo de Comodoro Rivadavia en 1958.
(Fotografía: Fotógrafo desconocido)
Hasta la última vuelta. Codagnone entró a los 1500 metros finales con 18 segundos de ventaja, pero apenas iniciado el giro final, una densa columna de humo preanunció el final, incentivando a los escoltas y poniendo en vilo a la multitud.
El auto parecía quedarse, irremediablemente, mientras González y Sancha apuraban, pero Codagnone logró mantenerlo en marcha hasta cruzar la meta triunfadora y allí nomás quedó, con una biela afuera.
Finalmente fue triunfo de Codagnone, con apenas dos segundos de ventaja sobre Toto González y algo más de tres sobre Andrés Sancha.
Dos meses después, el 12 y 13 de abril, el Club Deseado Juniors organizó su “Gran Premio Aniversario” para Ford T, en ruta abierta. Dividida en dos etapas, la carrera unió Puerto Deseado con Cañadón Seco el sábado y regreso por la misma ruta el domingo. Esta prueba representó una gran frustración para los pilotos comodorenses, ya que Juan Fernández, Gerardo Castillo y Nazareno Matélica no pudieron, siquiera, ver la bandera a cuadros de la primera etapa y volvieron pronto a Comodoro Rivadavia.
En el regreso a Puerto Deseado, final del esfuerzo, la victoria fue para el piloto de San Julián, Juan Oqueranza, a mas de 106 km/h, mientras que en la categoría para autos hasta modelo 1930 ganó otro hombre de San Julián, Jesús Lerechundi, a un promedio de 87,109 km/h.

Nicolas Relly recibiendo la corona de laureles del ganador.
Entrega Raul Alonso, observa Leoncio Durandez.
(Fotografía: Fotógrafo desconocido)
El ruido de los motores volvió a atronar en el autódromo General San Martín el 26 de mayo, otra vez con tres categorías, pero ahora locales. Ford T y Standard, dividida en dos clases: una hasta 1500cc de cilindrada y la otra para los 4200cc.
La carrera de Ford T se terminó muy rápido, porque apenas iniciada, Juan Fernández debió abandonar y Américo Blanco Brid se quedó sin rivales, logrando una victoria amplia y tranquila, seguido por Gerardo Castillo, que en base a regularidad cosechó un gran resultado.
Otra cosa fue la standard, en sus dos versiones. Ambas ofrecieron un espectáculo magnífico, empezando a meterse en el gusto popular que, lentamente, se inclinaba por los autos con techo.
La de 1500cc fue una de las pruebas más emotivas de la tarde, ya que mostró una intensa lucha a través de las 15 vueltas, entre el VW de Carlos Urteaga y los Opel de Ariel Barea y Enrique Legari.
Las primeras vueltas mostraron al auto de Legari firme y decidido en la punta, pero promediando la carrera Ariel Barea y Urteaga se le vinieron encima, decididos a pelearle el liderazgo.
Fue Barea, en los últimos giros, quien logró pasar a la punta y mantenerla hasta el final, empleando para su victoria 17m56s4/5. Enrique Legari fue segundo a 4/5 de diferencia y Carlos Urteaga tercero, a 1s3/5. Más atrás se ubicaron Ramón Domínguez, Walter Garske y Esteban Apesteguía.

9 de julio de 1958. Selin Kesen doblando en una de las tres curvas del pequeño
triándulño pavimentado con que contaba el Auto Moto Club por aquel entonces.
(Fotografía: Fotógrafo desconocido)
La 4200cc, que ya mostraba un franco crecimiento en su parque y se consolidaba como la gran categoría de la región, puso quince autos en pista, que no era poco.
Con el N°2, Mario Otati, con un Ford 46; el N°4, Manuel Bernardez, acompañado por Julio Guerreiro, con un Chevrolet 53; el N°6, del seudónimo “Don Pancho”, con Avelino González en el asiento derecho (y digo asiento porque en esos tiempos los autos standard eran standard y no había butacas), con un Chevrolet 47; el N°8, de Carlos Mottino, con el Packard, acompañado por su adolescente hijo Carlos Alberto, que pocos años después se convertiría en uno de los mas exquisitos pilotos que dio el automovilismo de Comodoro Rivadavia; el N° 10 para el Chevrolet 53 del seudónimo “Cara de Angel” (¿cuál sería su verdadero nombre?); el N° 12 de Selin Kesen, con un Ford 53, llevando a su lado a quien, al año siguiente, comenzaría a brillar como piloto: Héctor Costilla; el N° 14 para el Ford 46 de Luís Civitarreale; el N° 16 de Nicolás Relly, acompañado por Pablo Andriach; el N° 18 de Panchito Smith, a bordo de un Ford 53; el N° 20 para el fantástico Mercedes Benz 220 conducido por Osvaldo Flores; el N° 22 de Aldo Puldain; el 24 de Julio Soto, con Jorge Angeloff de acompañante; el N° 26 de Oscar Fernández; el 28 de Cesar Casalli y el 30 de Aníbal Puente.

Julio Soto (16) y Fidel Palomeque (12), luchando una posición
el 9 de julio de 1958. La categoría: Standard 4200.
(Fotografía: Fotograsfo desconocido)
La categoría corrió dos series previas a la gran final y en ellas no solo se ratificó lo mostrado el sábado en clasificación, donde Kesen fue el más rápido con 1m06s, seguido por Bernardez, con 1m07s, sino que además comenzó a palpitarse por donde pasaría la lucha en la carrera.
En la primera batería ganó Selin Kesen, escoltado por Panchito Smith y en la segunda, la victoria fue para Manuel Bernardez, seguido de Carlos Mottino.
Y luego la final, sobre veinte vueltas, que no largaron, por problemas mecánicos, Carlos Mottino y “Cara de Angel”, permitiendo el acceso de Aníbal Puente y Julio Soto.
De movida tomó la delantera Selin Kesen, perseguido por Bernardez, quienes impusieron un ritmo de marcha violento que llevó, primero a Kesen a igualar su tiempo de clasificación, al girar en la vuelta tres en 1m06s, tiempo este que en el giro siguiente fue calcado por Bernardez, que pretendía mantenerse en la pelea.
En la sexta vuelta, Bernardez marcó 1m05s1/5 y se acercó al puntero, pero dos giros después, fue Kesen quien reventó los relojes al clavar 1m04s4/5 para la vuelta.

Carlos Mottino (p) y su Packard, adelante y en su persecución Luis Civitarreale.
Era uno de los clásicos duelos de aquel año 1958.
(Fotografía: Foto San Martín)
La carrera estaba entretenidísima, cuando en la vuelta dieciséis, al pasar por el control, Kesen hizo una seña que nadie entendió, aunque todos sospecharon que se trataba de algún problema. La hipótesis del inconveniente se vio fortalecida un giro después, cuando Bernardez se puso a solo 4/5 del puntero y se demostró dos vueltas mas adelante, cuando Kesen perdió la punta.
Finalmente fue triunfo de Manuel Bernardez, escoltado por Selin Kesen, cuyo inconveniente había sido un recalentamiento del motor, y Luís Civitarreale que logró un meritorio tercer lugar.
En otra fecha patria, el 9 de julio, el automovilismo volvió al autódromo, pero esta vez solo con la categoría Standard, en sus dos versiones.

Adelante, "Cara de Angel" el seudónimo de una identidad que nunca pude conocer
y corriéndolo de atras, Anibal Puente. Fue el 25 de mayo de 1958.
(Fotografía: Foto Estudio Belgrano)
Tras un duelo fenomenal durante toda la prueba, Carlos Urteaga se llevó los laureles en 1500cc, seguido a 2s4/5 por el Opel de Enrique Legari y a 3s1/5 por el VW de Nicolás Relly.
En la categoría mayor fue un cómodo triunfo de Selin Kesen, quien dejó atrás a Manuel Bernardez, Leoncio Durandez y Julio Soto.
El cierre de temporada fue el 12 de octubre, con una muy pobre presentación de Standard 1500cc, Ford T y Fuerza Limitada, donde resultaron ganadores Enrique Legari, Nazareno Matélica y Juan José Ruiz, respectivamente.

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