lunes, 24 de enero de 2011

LOS AÑOS DE LOS CHIQUITOS

Los años 1962 y 1963 no fueron muy favorables para el automovilismo comodorense, que pudo correr muy pocas carreras, en el marco de un desinterés que en parte tenía que ver con lo económico y en parte con la falta de una categoría y organización que realmente convocara a los pilotos. Así fue como en dos años, apenas tres carreras se disputaron en el autódromo General San Martín, con una peligrosa repetición de nombres en los puestos de privilegio.
Mientras esto sucedía con el automovilismo mayor, las categorías más pequeñas, que habían aparecido el año anterior, cobraban impulso y dominaban la escena, con muchas presentaciones y buenos espectáculos.
La categoría midget corrió seis carreras y el fantástico Karting se presentó en doce ocasiones, variando sus escenarios entre el estadio de YPF, la cancha de Jorge Newbery, el autódromo y la base aérea y animándose a salir al “exterior”: Puerto Madryn, Trelew, Cañadón Seco, Jaramillo.
El 3 de febrero de 1962 fue precisamente la categoría más pequeña la encargada de abrir la temporada, con una presentación nocturna en el estadio de YPF que ganó Domingo Usqueda, superando a Rubén Di Giano, Jorge Ginochio, Néstor Achimon y Joaquín Blanco.
Quince días después, en el mismo escenario se presentaron los Midget, también en espectáculo nocturno, en sus dos versiones: nacionales e importados. Costilla en los importados y Korthals en los nacionales, se quedaron con las victorias, pero en la final conjunta, sorpresivamente ganó un auto argentino, conducido por Alberto Iglesias.
El domingo 18, la categoría Standard 4200cc abrió su calendario en el autódromo General San Martín, seguramente esperanzada en cumplir una buena temporada. Después no sería así y el de 1962 resultaría uno de los años más pobres del automovilismo mayor.
Tras un polémico toque con Américo Blanco Brid, que derivaría en una fuerte discusión en la zona de boxes, Héctor Costilla se quedó con la victoria una vez mas, escoltado por Lino Muñoz a 10s, Blanco Brid a 12s y Selin Kesen a 21s, en una carrera de la que también tomaron parte Mariano Ballarin, Alejandro Cristina, Guillermo Kank, David Kresteff y Avelino González.
El 7 de abril, el karting corrió por primera vez en el estadio del Club Jorge Newbery, en un circuito especialmente acondicionado, que vio ganar a Rubén Di Giano, seguido por un hombre que luego sonaría fuerte en el automovilismo regional, no como piloto, sino como preparador: Antonio Almazán.
En mayo, como para demostrar su poderío y el auge que había alcanzado, la categoría se presentó dos fines de semana consecutivos, el 13 y el 20, en el estadio de YPF. En la primera, un nuevo nombre se sumó a la lista de ganadores, Antonio Martínez, quien venció a Di Giano y Joaquín Blanco. En la segunda el triunfo fue para Tony Almazán, seguido por Martínez y Di Giano.
Ese día, un atrevido jovencito empezaba a hacerse notar, al ganar su serie y terminar quinto en la final. Su nombre era Juan Alberto Rodríguez y todos le decían “Beto”. Muy poco tiempo después, sería una de las figuras más prometedoras del automovilismo de aquellos años.
El karting crecía aceleradamente en Comodoro Rivadavia, mientras lo propio sucedía en otras localidades de la zona, por lo que la búsqueda de la integración, en ese natural deseo de incrementar la competitividad, no se hizo esperar.
El 25 de mayo, el circuito Julio San Miguel, de Puerto Madryn, recibió a la categoría en sus 503 metros de tierra compactada. Fue dominio pleno de la gente del valle, con victoria para el trelewense Narciso Misrahi, seguido por Hernán Nazar, de Madryn; Enrique Gómez, de Trelew y Alcides Soria, de Puerto Madryn. El mejor comodorense resultó Di Giano, que ocupó el quinto lugar, delante de su conciudadano Antonio Martínez.
Dos días después, el domingo 27, Hernán Nazar se desquitó ganando la carrera corrida en el circuito de Trelew, donde otra vez dominaron los hombres del norte provincial.
Cuando Junio recién se iniciaba, una noticia conmovió al ambiente automovilístico de Comodoro Rivadavia. Mientras trabajaba en su taller y al estallar un recipiente que contenía aeronafta, sufrió gravísimas quemaduras que le afectaron el 50% de su cuerpo, el piloto y preparador Nazareno Matélica.
Tras catorce días de penosa agonía, Matélica dejó de existir el 16 de junio en el Instituto del Quemado, en Buenos Aires, donde había sido trasladado para su atención.
El accidente de Matélica, que había generado un importante movimiento solidario entre la gente del automovilismo, llevó a los pilotos de midget y karting a programar un espectáculo conjunto para el 17 de junio, a total beneficio del accidentado.
Aunque el piloto falleció el día anterior a la carrera, esta se corrió igualmente como homenaje póstumo al desaparecido y para ofrecer una ayuda económica a su familia.
Ese día, sin alegría y sin nada para festejar, Héctor Costilla ganó en midget y el Beto Rodríguez alcanzó su primera victoria en el automovilismo.
Despuntando el año 63, en vísperas de Reyes, los midget se presentaron en el estadio de YPF, con viejas y nuevas figuras renovando el interés. A los ya habitues Evaristo Guzmán, Lino Muñoz, Antonio Ramos, Juan José Landolfi, Héctor Costilla, Alberto Iglesias y Avelino González, se sumaron el caletense Roberto Regemburger, José Muñoz, Willy Kank, José Castro, Juan Ferre, Juan Koprowsky y el reconocido Alejandro Atorrasagasti.
Fue un magnifico espectáculo, que arrojó como ganadores de las series a Costilla, Iglesias y Regemburger; de las semifinales a Costilla e Iglesias y de la gran final a Héctor Costilla, seguido de Alberto Iglesias y Roberto Regemburger.
Una semana después, la categoría volvió a presentarse en el mismo escenario y otra vez Costilla subió al escalón más alto del podio, esta vez acompañado por Marcelino Fernández y Héctor Castro.
Casi sin descanso, como para aprovechar las noches de verano, el 19 de enero se volvió a correr en el estadio. Esta vez fue Marcelino Fernández el ganador, dejando atrás a Alberto Iglesias y Héctor Castro.
Ante el impulso que había tomado el karting en la zona, los dirigentes del Club Gas del Estado, de Cañadón Seco, encararon la construcción de un kartódromo, que quedó concluido en los primeros días del año 63.
El 20 de enero, el excelente circuito “26 de Agosto” quedó oficialmente inaugurado con una presentación de la categoría que reunió una inusitada cantidad de público al borde del alambrado.
El recordado piloto de San Julián, Severiano Cuesta, inscribió su nombre como el primer ganador en ese circuito, tras una batalla muy dura con el local, Omar Gorbach y Orlando Bertoni, Jorge Ginochio, Rubén Di Giano, Domingo Usqueda y Alberto Rodríguez.
Aquel enero fantástico fue cerrado el día 26, en el estadio de YPF, con una carrera de midget que marcó una nueva victoria para Héctor Costilla, ya abonado al primer escalón del podio, seguido por Antonio Ramos y José Muñoz.
El 3 de marzo, las noticias que llegaban a través de la onda de LU4 Radio Patagonia Argentina, hicieron llorar a más de uno. En el “Camino de los chilenos”, muy cerca de Olavarria, la vida de un ídolo de verdad se apagaba para siempre. Juan Gálvez había muerto, mientras disputaba la Vuelta de Olavarria de Turismo de Carretera.
El automovilismo grande seguía ausente, sin poder organizarse para realizar una carrera, que recién llegaría sobre el mes de julio.
Mientras tanto, los chiquitos seguían adueñándose del espectáculo. El 14 de abril, el karting llegó por primera vez al autódromo General San Martín. Fue la primera victoria de un piloto que luego se convertiría en asiduo visitante del lugar de privilegio en el podio: Joaquín Blanco. Detrás de él, el Beto Rodríguez, que ya soñaba con cosas mayores y Jorge Ginochio.
Precisamente Joaquín Blanco, repitió el éxito en la segunda presentación de la categoría en Cañadón Seco, producida el 21 de abril, donde debió trabajar a destajo para ganarles a Tony Almazán y Humberto Almonacid.
En mayo del 63, Atlántico Soto, un socio fundador, asumió la presidencia del Auto Moto Club. Lo acompañaban en la Comisión Directiva, Leoncio Durandez, como vicepresidente; Julio Mazzuca, secretario; Julio León, tesorero; y como vocales, Héctor Dangelis, Carlos González, Raúl Andrés Vilariño, Julio Arizmendi y Enrique Pelicón.
Muchas esperanzas estaban puestas en el cambio de autoridades. Algunas expectativas se cumplieron, otras no. Sucede siempre que los dirigentes se ponen a trabajar, a veces pueden, otras veces no. Lo que nadie puede negar es que aquellos hombres amaban el automovilismo y le ponían la mejor buena voluntad al asunto, aunque a veces las cosas no salieran del todo bien.
Conmemorando un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, el 26 de ese mes, el karting se trasladó a Jaramillo, para compartir programación con el Ford T Semipreparados.
Joaquín Blanco hilvanó su tercera victoria consecutiva y pasó de ser una promesa a convertirse en una realidad. Fue escoltado por Alberto Rodríguez y un hombre de Puerto Deseado que se las traía: Ramonin Fernández.
En Ford T, todo se redujo a un paseo veloz de Américo Blanco Brid que dejó muy atrás a Miguel Barreto y Avelino González.
El fantástico año del karting tuvo continuidad el 2 de junio, en un circuito improvisado dentro de la Guarnición Aérea, en el que, tras dos series, ganadas por Almonacid y Blanco, Humberto Almonacid impuso condiciones y logró quebrar la racha ganadora de Joaquín Blanco, que resultó segundo.
Por fin, tras largas esperas y arduas negociaciones, el automovilismo mayor se presentó en el autódromo General San Martín.
Fue el 14 de julio, con la presencia de tres categorías: karting, Ford T y Standard 4200cc, reunidas en el “Gran Premio 9 de Julio”, que además ofreció, por primera (y única) vez la categoría Standard Damas.
En karting, Jorge Ginochio se alzó con la victoria, dejando atrás a Joaquín Blanco y al piloto de Puerto Madryn, Oscar Ebene.
En Ford T, Américo Blanco Brid, corriendo a algo más de 102 km/h, le ganó por 38s a Héctor Costilla, por 41s a Avelino González y por una vuelta a Mario Ruby.
En Standard, Héctor Costilla ganó tras 25 vueltas de carrera, aventajando por 20s a Manuel Bernardez, por 52s al valletano Benito Calvo, por 1minuto a Trevor Williams y por una vuelta a Antonio Iabone.
La alegría de don Héctor, ese día, fue completa, porque su esposa, Encarnación, se quedó con la carrera de damas, dejando segunda a Carmen de Periste y tercera a Elia de Ruby.
Las carreras para damas nunca más volvieron a correrse y el tema quedó archivado como una interesante iniciativa que no tuvo continuidad.
Entretanto, para el karting, esta carrera, de alguna manera, marcó una especie de quiebre en la actividad, ya que por distintos motivos la categoría no volvería a presentarse hasta enero del año siguiente, perdiendo continuidad e iniciando una lenta decadencia hasta su desaparición. Muchos años después, en la década de los 80, otros hombres la reflotarían con singular éxito, para colocarla en el sitial que ocupa hasta la actualidad.
La clausura del año automovilístico para Comodoro Rivadavia, ese año se produjo muy temprano. En el mes de octubre, con la disputa del “Gran Premio 12 de Octubre”, corrido en el autódromo con la organización del Auto Moto Club.
Tres categorías hicieron la fiesta ese día: Ford T, Standard hasta 1300cc y Standard 4200cc. Pocos autos, poca gente en el circuito, poco entusiasmo. Algo había que cambiar para que el automovilismo funcionara, pero nadie sabía bien que. Algún tiempo después la inteligencia y el trabajo de los dirigentes comenzaría a revertir la historia y las grandes carreras serían comunes en la región.
Pero eso sería mas adelante. Por ahora, volvamos al “Gran Premio 12 de Octubre”.
Una vez más, Américo Blanco Brid ganó en Ford T y una vez mas su escolta fue el piloto de Jaramillo, Manuel Navarro. Tercero, sin poder hacer mucho mas, Willy Kank y fuera de carrera, Eliseo Diez, Víctor Matélica, Evaristo Guzmán y Héctor Costilla.
En Standard 1300cc, la aparición de una joya mecánica como era el Alfa Romeo Giulietta que presentó el doctor Carlos Urteaga, prácticamente opacó al resto. El auto italiano, ganador de mil batallas en el viejo mundo, no tuvo inconvenientes en dar cuenta de los “escarabajos” de Horacio Urdin y el seudónimo “Sandokan”, que terminaron segundo y tercero, respectivamente.
Otra cosa fue la Standard 4200cc, donde se repitió el duelo ya clásico entre Héctor Costilla y Américo Blanco Brid. Esta vez, la victoria fue para el Chevrolet de Blanco por sobre el Ford de Costilla, aunque el verdadero ganador fue el público que vivió un intenso espectáculo.
La última del año fue en Caleta Olivia, donde el 15 de diciembre se corrió el “Gran Premio Día del Petróleo Nacional”, para Ford T. “Tanto va el cántaro a la fuente...” dice el dicho popular, que por fin, Manuel Navarro se dio el gusto y le ganó a Américo Blanco Brid, que debió conformarse con el segundo lugar, conteniendo a Willy Kank, que terminó tercero.
Los primeros años de los 60 no pintaban bien para el automovilismo. El entusiasmo parecía haberse agotado en los pilotos y en la gente. Pocas carreras, poco público. Afortunadamente, en estos años, aparecieron los midget y el karting para llenar el vacío. Ellos salvaron la actividad y convirtieron a los años 62 y 63, en el tiempo de los “chiquitos”.

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