viernes, 3 de septiembre de 2010

NACE EL IDOLO

El año 1974 se inició con una tremenda frustración para el automovilismo argentino. A solo dos vueltas del final, cuando ganaba con comodidad el Gran Premio de la República Argentina de Fórmula 1, Carlos Alberto Reutemann se quedaba sin combustible en su Brabham Cosworth como consecuencia de una anomalía en la toma dinámica de aire del carburador. La posibilidad de ver ganar nuevamente a un compatriota en el autódromo de Buenos Aires, que no se daba desde Juan Manuel Fangio, se diluyó de pronto algunos metros después de la horquilla y antes de ingresar a la recta principal.
La bendita toma dinámica comienza a desprenderse y el final no deseado se acerca.
Poco despues el Brabham BT 44 de Reutemann se detendría y el autódromo de
Buenos Aires, que hasta allí era una fiesta, enmudecería
(Fotografía: Revista Corsa)
Sin embargo, el tiempo de la revancha llegaría muy pronto y el 30 de marzo, en el sudafricano circuito de Kyalami, el santafesino0 saboreó la primera de sus doce victorias en la máxima categoría del automovilismo mundial.
Mientras tanto, en la región, la temporada se inició en el mes de febrero, con una presentación del Hot Rod en Sarmiento. El día 2 de ese mes, el piloto de km 3, Daniel Cattó, subió al escalón más alto del podio, tras ganarle una peleada carrera a Horacio Vega, por escasos 9 segundos.
Aquel Hot Rod del 74, que casi no se daba descanso, corrió dos semanas después en el autódromo de Comodoro Rivadavia, con la organización del Círculo de Volantes.
Fue el turno de la victoria para el “Potrillo” Vega, en una de las carreras con definición mas ajustada que haya tenido la categoría, ya que el de Puerto Deseado le ganó a Berthe-Arroyo por solo 4/5 de segundo. Tercero, pero lejos, fue “El Griego”, cuarto el sarmientito Cristóbal Ramos y quinto Pepe Rodino.
La gran frustración fue para Daniel Cattó quien, tras ganar su serie y ser protagonista de la final tuvo que abandonar.
Diez días después de esta carrera, un nuevo conflicto sacudió al Hot Rod. Esta vez el enfrentamiento fue entre el Círculo de Volantes y el Auto Moto Club, por entonces presidido por Raúl Andrés Vilariño, consecuencia del cual el “Gran Premio Aniversario”, programado para el 3 de marzo, fue postergado para el día 10, primero y para el 17 después.
La chispa que encendió la mecha fue la serie de condiciones que el Auto Moto Club le exigió a la categoría para correr en el autódromo y que el Círculo de Volantes se negó rotundamente a aceptar.
Entre otras cosas se exigía un reglamento de carrera aprobado por el Club y la fiscalización a cargo del organizador y, sobre todo, la participación en la determinación del valor de la entrada, el control de las mismas y en el 50% de las utilidades de las competencias.
En sendas reuniones, realizadas el 28 de febrero y el 1 de marzo, el Círculo de Volantes decidió rechazar de plano estas condiciones, no correr la carrera programada para el 17 de marzo y dedicarse a mejorar el circuito “Beto Rodríguez”, de Rada Tilly.
Sin embargo, los hechos posteriores demostraron que esta medida no se adoptó con el consenso unánime de los pilotos y el día 17 la categoría corrió en el autódromo, asestando un duro golpe a la dirigencia del Círculo Deportivo de Volantes Patagónicos.
Finalmente, el “Gran Premio Aniversario” se corrió con la participación de las tres categorías programadas: Turismo Nacional, en sus versiones de hasta 850cc y 2000cc y el Hot Rod.
Asi corría la categoría 850 cc en 1974. Dominaban los Fiat 600
pero no faltaba el atrevido que se animaba con un Citroen.
En la categoría menor, que disputó dos series por suma de tiempos, Juan Brazao se quedó con el triunfo corriendo a 110,930 km/h y aventajando a Mario Ogas, Osvaldo Hilgemberger, Carlos Carrasco y Carlos Heuchert.
En TN 2000 todo fue para el bahiense Juan Vallasciani menos la victoria final. El hombre ganó con comodidad las dos primeras series a diez vueltas y cuando venía haciendo lo propio en la tercera, el reventón de un neumático, a cuatro vueltas del final, lo dejó sin el triunfo. Otro Peugeot, el del trelewense Jorge Velazco, se encontró de pronto con una victoria que su piloto no esperaba pero supo disfrutar, a más de 127 km/h de promedio.
Finalmente el Hot Rod, corriendo dos series a seis vueltas y una final a ocho. Sobre un Mercury 56 apareció en pista el Negro Vernetti. A su lado, de acompañante, otro remisero con sueños de corredor de autos que seguramente no imaginaba que en un lapso muy breve se convertiría en uno de los mayores ídolos que dio el automovilismo regional de todos los tiempos: Emilio Moratinos.
Oscar Dabraccio, en 1974, andando rápido sobre el
asfalto del autódromo General San Martín
(Fotografía: Diario Crónica)
La primera serie abrió las puertas a la sorpresa. Un muy joven Jorge Wisniesky los ganó a los experimentados Evaristo Guzmán, José Rodiño y Juan Frcovich demostrando el desembarco de sangre nueva en la categoría.
Y las sorpresas continuaron en la segunda serie, cuando con mucha autoridad el Mercury N° 108 conducido por Vernetti se impuso de punta a punta, dejando atrás, nada mas ni nada menos, a “El Griego”, Daniel Cattó, Saturnino Castro y Petete González.
La final fue otro paseo veloz de Vernetti que en pista ganó con claridad. Sin embargo, la minuciosa revisación técnica que se llevó a cabo lo dejó afuera del clasificador porque su motor no dio la relación de compresión establecida en el reglamento. Con +el también quedaron fuera del clasificador Petete González, Pepe Rodiño, Orlando Rojido y Juan Frcovich.
Como salida de otro tiempo esta fantástica cupecita también
corrió en el Hot Rod. Su piloto, de Puerto Madryn, Julio Bona
Finalmente el ganador de la carrera fue Daniel Cattó, seguido por Saturnino Castro, Esteban Horvat, Jorge Petrinoli, el auto de la peña “La Tortuga Comprimida de Puerto Madryn, conducido por Julio Cesar Bona; Wisniesky, que buena parte de la carrera peleó mano a mano con Cattó, hasta que empezó a retrasarse; Evaristo Guzmán y Héctor Bellido.
El 31 de marzo el Hot Rod inauguró un nuevo escenario, esta vez en Jaramillo. Un circuito de tierra de 2.100 metros que los pilotos recorrieron doce veces en la final.
Los laureles fueron para Angel Saleme, el excelente piloto de Puerto Deseado, que por apenas dos segundos le ganó a Vernetti, quien llegaba para demostrar que lo de su debut en la categoría no había sido casualidad. Luego, en el clasificador final de la carrera, José Rodiño, Ramón Arias, Argentino González, Raúl Gómez, Juan Frcovich, Julio Anriquez y Horacio Vega.
El 7 de abril se corrió en Sarmiento, con victoria para el local Hugo Neme y otra vez segundo Vernetti. Mas atrás, Felipe Mercury, Horacio Vega, Rodiño, Saleme y Raúl Colo.
Asi se corría en el circuito El Faro en 1974. En pelotón, apretados,
peleando cada metro del circuito entre la tierra de los de adelante.
El espectáculo tenía nombre: Hot Rod.
Una semana después, el 14 de abril, en el “Beto Rodríguez”. Por fin Mario Vernetti ganador tras una interesante lucha inicial con el Potrillo Vega que abandonó. Después Rodiño, Colo, Rojido, Burgic, Arroyo, Trevisán, Stefen y González.
En el mes de mayo, una carrera en dos etapas, corrida en el autódromo General San Martín, el “Gran Premio Supermóvil Hidrogenado YPF”. La primera etapa el día 5 y la segunda una semana después, ambas sobre 16 vueltas al circuito.
Emilio Moratinos y Mario Vernetti, ganadores
en 1974. El "Patagónico Volador", hoy desde abajo
del auto preside el TC Comodorense. El inolvidable
Negro lamentablemente ya abandonó la carrera de la vida
Veintiún protagonistas para una gran carrera. Con el número 100, Argentino “Petete” González; N° 106, Héctor Herrero; N° 108, Vernetti-Moratinos; N° 118, Avelino Panquilto, corriendo el auto de Evaristo Guzmán; N° 124, Ramón Arias; N° 130, Vicente Giannotta; N° 132, Orlando Rojido; N° 142, Jorge Wisniesky; N° 160, Jorge “El Griego” Petrinoli; N° 162, Daniel Cattó; N° 168, Manuel Do Britto, debutando con el auto de “Don Pipo”; N° 170, Raúl “Cacho” Colo; N° 174, Julio Anriquez; N° 178, Berthe-Arroyo; N° 180, Oscar Dabraccio; N° 182, Héctor Bellido; N° 190, Felipe Mercury; N° 204, José “Pepe” Rodiño; N° 210, Alfredo Oscar Purzel; N° 222, Edgar Martínez, con el auto de la Peña Bouchardo y N° 230, Juan José Velazco.
Vicente Giannotta adelante, Abel Sixto ahí nomas. Nadie
regalaba nada en aquel Hot Rod y cada puesto había
que pelearlo con uñas y dientes.
La primera etapa fue para Vicente Giannotta, quien desembarcaba en la categoría luego de su exitoso paso por las camionetas, a 127,100 km/h. A 2s8/10 del ganador el Negro Vernetti y luego, a 24s, Daniel Cattó, a 28s9/10 Petrinoli, a 57s Berthe-Arroyo, a 1m14s Purzel, a 1m20s Petete González, a una vuelta Edgar Martínez, Rojido y Colo, a tres vueltas Arias y Rodiño, a cuatro giros De Brito, a seis Panquilto, a siete vueltas Dabraccio y Mercury, a diez vueltas Velazco y a once Bellido.
Una semana para reacondicionar autos, para replantear estrategias, para retemplar el espíritu, de cara a la batalla final.
En un viejo y helado galpón del Barrio Industrial, Vernetti y Moratinos trabajaban intensamente sobre el auto, sabiendo que estaban muy cerca del puntero. Querían ganar la carrera. Para eso estaban allí “trabajando como perros con los mocos colgando” como muchos años después recordaría Moratinos.
Claro que a ninguno de los presentes se le cruzaba por la cabeza que justo en esas circunstancias al acompañante se le ocurriría ser piloto. Pero fue así.
Moratinos, quien había armado el auto junto con Vernetti, con la intención de manejarlo también él, decidió que había llegado el momento del debut como piloto. Hubo dudas, discusiones, pero el hombre, vasco al fin, se salió con la suya y el día de la segunda etapa apareció al volante, con Vernetti en la butaca derecha.
Viborita del autódromo General San Martín. Daniel Cattó (Nº 162)
el ecelente piloto de General Mosconi persigue a Moratinos.
Al fondo el público, en cantidades inmensas.
12 de mayo de 1974. Segunda etapa de una carrera que venía ganando Giannotta por escaso margen sobre Vernetti-Moratinos.
Trate de imaginarse lo que fue el box, lo que pensó y dijo la gente del equipo, cuando en la segunda vuelta, persiguiendo a Vicente, el porfiado de Moratinos hizo un violento trompo que lo dejó en el fondo del pelotón. Seguramente todo lo que usted imagine que se dijo en el box será poco comparado con lo que realmente se dijo. Y no era para menos.
Lo que tal vez nadie imaginó en ese momento fue que Moratinos iniciaría una remontada espectacular que algunos giros después lo depositaría otra vez en el segundo lugar y en la vuelta siete en la punta de la carrera, beneficiado, tal vez, por algún problema en un neumático del auto de Giannotta que comenzó a retrasarlo.
Las irreproducibles palabras de la gente del box se convirtieron en aplausos y felicitaciones. La indiferencia del público se transformó en sorpresa y admiración. La química entre el piloto y la gente comenzó a funcionar. Un ídolo había nacido.
Parece una curva cualquiera de una ruta, pero no lo es.
Se trata del circuito "Beto Rodriguez" de Rada Tilly.
Moratinos dobla, su acompañante saluda. El hombre
ya era el idolo de la gente.
Los números dicen que Moratinos ganó la segunda etapa del “Gran Premio Supermovil Hidrogenado YPF” por amplio margen y con ello se quedó con la victoria en la clasificación general de la carrera. Segundo, a 1m07s, Jorge Petrinoli; tercero, a 1m39s, Vicente Giannotta; cuarto, a 2m36s, Petete González; quinto, a 2m48s, Daniel Cattó; sexto, a 4m21s, Orlando Rojido; séptimo a 4m37s, Edgar Martínez y octavo, a dos vueltas, Berthe-Arroyo. Mas atrás, Arias, Rodiño, Do Brito, Dabraccio, Purzel, Velazco, Panquilto, Wisniesky, Colo, Mercury, Herrero, Bellido y Anriquez.
En su debut, Emilio Moratinos había demostrado que podía ser tan piloto como Vernetti. Paralelamente, quedaba en claro que en ese auto ya no había lugar para los dos. Un par de carreras después, la separación anunciada se produjo y cada cual tomó su senda. El gran ganador fue el automovilismo, porque esa división abrió el camino para una etapa de duelos memorables entre ambos, que aun hoy, el público de esas carreras agradece.
El 2 de junio, el Auto Club Caleta Olivia, presidido por Orlando Rojido, inauguró el nuevo circuito “17 de Octubre”, con una competencia de Hot Rod.
El primer lugar fue para el Tano Giannotta que debió trabajar mucho para ganarle a Angel Saleme, que fue segundo y a Berthe-Arroyo, que terminaron terceros.
Tierra, mucha tierra en el circuito de Caleta Olivia y entre la nube
otro duelo que hizo historia en el Hot Rod. Adelante "Ramonin"
Fernandez, persiguiéndolo, Emilio Moratinos.
Tres días después, el 5 de junio, el automovilismo de Comodoro Rivadavia se enlutó, con el fallecimiento de Luís Verdeal. Víctima de un paro cardíaco, este protagonista fundamental de las competencias de los años 40 y 50, abandonó la carrera más importante, la de la vida, a los 60 años de edad, cuando ya acumulaba muchos recuerdos e historias pero todavía tenía mucho por dar.
El 12 de junio, el Círculo de Volantes inauguró su nueva sede, en calle Alem al 700, un hecho que de alguna manera marcó el final de la era Enrique Stefen en la presidencia de la institución, que hasta entonces había funcionado en su local de Hipólito Yrigoyen 971.
Aunque sobreviviría un par de años mas, el Círculo de Volantes ya mostraba un marcado desgaste y muchos de los pilotos del Hot Rod le habían dado la espalda.
El 14 de julio, Caleta Olivia recibió en el “17 de Octubre” a los Fiat 600 y el Hot Rod.
En los más pequeños, la victoria fue para Osvaldo Hilgemberger, seguido por Mario Santos, Nino Fernandez, Carlos Martínez y Pelusa Castro.
En Hot Rod, con muy pocos autos pero mucha lucha en pista, ganó Angel Saleme, a quien escoltaron Ramón Arias, Emilio Moratinos, Jorge Wisniesky y “Don Pipo”.
Luego, la categoría se tomó un respiro hasta agosto, pero el automovilismo regional no se detuvo.
El 21 de julio, en Gaiman, Mario Jones, con la cupé Fiat 125, cumplió una gran actuación en el Turismo Nacional, al terminar tercero en la categoría C, para autos de hasta 2000cc de cilindrada, en la que ganó el piloto de Viedma, Hugo Aguirrezabala.
El 11 de agosto el Hot Rod volvió. Con la organización del Club Los Andes pero en el autódromo General San Martín.
Con el "Pace Car" encabezando la fila los autos transitan la
trepada rumbo a la largada. Adelante el Simca del "Loco" Velazco
que comanzaba a despedirse de una categoría que no aceptaba
demasiadas innovaciones.

Esta carrera marcó la separación de la dupla Moratinos-Vernetti. Quien con los años sería llamado “El Patagónico Volador” se quedó con el Mercury del arranque, ahora preparado por su suegro, el extraordinario Américo Blanco Brid y Vernetti pasó a conducir otro Mercury, propiedad de Abel Sixto, que llevaba el número 236.
Paradójicamente, la lucha por la victoria en esta carrera se dio entre estos dos pilotos, con triunfo final para Moratinos, por 9 segundos de diferencia.
El ídolo seguía creciendo. Otra vez un trompo retrasó a Moratinos, dejando a Vernetti en la punta. Otra vez, como el día del debut, la remontada espectacular y la victoria en la última vuelta de la carrera.
El sábado siguiente, el Círculo de Volantes llevó a cabo una gran fiesta, con cena y baile incluidos, en el Salón Luso, en la que se eligió por primera vez la “Reina del Hot Rod”. Resultó electa la bella representante del Auto Club Caleta Olivia, Elba del Carmen Cruz.
En septiembre, el día 22, el Turismo Nacional, en sus clases A (850cc) y C (2000cc), se presentó en el autódromo comodorense.
La clase menor corrió dos series por suma de tiempos, ganadas por Juan Brazao, la primera y por su compañero de equipo, Osvaldo Hilgemberger, la segunda.
Moratinos va al trompo y por adentro pasa Abel Sixto.
El de Comodoro y el de Las Heras protagonizaron duelos
memorables en 1974.
En los cómputos finales, el ganador absoluto fue Brazao, a 110,708 km/h de promedio, seguido por Carlos Mateo, Carlos Martínez, Alberto Boucon, “Lechuga”, Cacho Bustos, Cari Torres, “Calandria”, Jorge Boucon, “Cheyenne”, Jorge Martínez, “El Estafeta”, Osvaldo Hilgemberger y Mario Santos.
En la clase C, tras treinta vueltas de carrera, divididas en tres series, ganó Raúl Favre, relegando al segundo lugar al piloto de Río Grande, Constante Moreno Preto y al tercer puesto al valletano Rubén Calle, conocido en el ambiente como “Metaplomo”.
El 6 de octubre, el mismo día que el cordobés Jorge Raúl Recalde, con un Falcón, ganaba en su debut en el Turismo de Carretera en Olavarría, el Hot Rod corrió en Puerto Deseado, con la organización del Auto Club de esa ciudad.
Con 19 autos en pista, la categoría brindó un buen espectáculo a la enorme cantidad de gente que se dio cita en el circuito para ver ganar a Vicente Giannotta, seguido por Oscar Castro, de Río Mayo y Jorge Petrinoli.
Una semana después se corrió en El Faro. Hot Rod y Fiat 600. Con notable esfuerzo el Club Los Andes, presidido por Roberto Iturra, ofreció al automovilismo regional un escenario totalmente remozado. El viejo circuito de tierra de 3.500 metros de extensión, denominado “11 de Noviembre”, lucía ahora 2.700 metros con un riego asfáltico que lo cambiaba absolutamente. Además se estrenó un trazado menor, de 3.000 metros, bautizado con el nombre de “Nazareno Matélica”.
Entre los Fiat 600, el triunfo fue para Nino Fernandez, mientras en Hot Rod, Pepe Rodiño sumó una nueva victoria a su exitosa trayectoria.
Un mes después, el 10 de noviembre, el Círculo de Volantes recibió otro duro golpe, al reunir apenas diez autos para correr en el “Beto Rodríguez”. La exigua cantidad de máquinas obligó a los organizadores a realizar tres series por suma de tiempos, con laureles, una vez mas, para José Rodiño, en pobre espectáculo.
A modo de preparación para el gran cierre de temporada que se avecinaba, el Hot Rod corrió el 1 de diciembre en el “17 de Octubre” de Caleta Olivia, acompañado por los Fiat 600.
El alemán Hilgemberger subió al escalón mas alto del podio en la categoría menor, tras una interesante carrera con Nino Fernandez y Cacho Bustos, al final, segundo y tercero, respectivamente.

Dos que se las traían. Con el Nº 204 Pepe Rodiño y
a su lado el Potrillo Vega, antes de la largada. El
escenario: el inolvidable circuito El Faro
En Hot Rod triunfó el joven Ramón Arias, que dejó atrás a Rodiño, Moratinos, Vega, Eladio Valle, Rojido, Abel Sixto, Raúl Colo y el debutante Julio Alberto Leske.
El cierre de la temporada, con una gran carrera: el “Gran Premio del Sur Argentino”, con una etapa en autódromo y la otra en ruta abierta, corridas los días 8 y 22 de diciembre. Entre medio, una fecha para la Mecánica Nacional Fórmula 1 en el General San Martín que ganó Rubén Luís Di Palma.
El 8 de diciembre, el cierre del año se puso en marcha, con la disputa de la primera etapa del Gran Premio, en el circuito El Faro, ya totalmente cubierto de riego asfáltico.
Seis series, para determinar un ordenamiento final que arrojó como ganador a Abel Sixto en 25m44s8/10. Segundo, a 2s1/10, el Potrillo Vega; tercero, un debutante en la categoría que se las traía, Enrique Lola, a 4s7/10; cuarto “El Vasco”, a 41s; quinto, Orlando Rojido, a 41s2/10; sexto, Petete González, a 52s; séptimo, Fernando Rodiño, a 55s; octavo, Evaristo Guzmán, a 1m05s; noveno, Emilio Moratinos, a 1m13s y décimo Armando Purzel, a 1m17s. A continuación el debutante Daniel Kallis, Eladio Valle, Mauricio Saez, Oscar Dabraccio, Héctor Herrera, Alberto Leske, Juan Castro, Juan Glesnes, Juan Santana, Pedro Pacho, Vicente Giannotta, Ramonin Fernandez, Raúl Aracena, el debutante en la categoría, Carlos Mottino, al comando de un auto que haría historia, el StuChe de Victorino Viegas; Carlos Orabona; Horacio Berthe; Raúl Colo; Carlos Quinteros; Juan Frcovich; Rubén Castro; Jorge Petrinoli; Carlos Morales; Oscar Castro; José Maria Cienfuegos; Ramón Arias y Alfonso Rementería.
¿Los contó? Fueron 36 pilotos clasificados al término de la primera etapa. Solo el Hot Rod era capaz de semejante maravilla.
Dos semanas después, la categoría volvió a la ruta, al disputarse la segunda etapa del Gran Premio, la “Doble Sarmiento”. Sencillamente, espectacular.
A las 8h30m del 22 de diciembre de 1974, Abel Sixto arrancó desde el Liceo Militar, rumbo a Sarmiento, fierro a fondo, sin importar lo sinuoso del primer tramo, las tremendas velocidades en la pampa, ni la peligrosidad de la “Bajada de Las Germanas”. El objetivo era Sarmiento y había que alcanzarlo lo más rápido posible.
Oscar "Bigote" Dabraccio en el descanso de la Doble
Sarmiento de 1974. Acompañándolo, sobre la parte trasera
del auto, Eladio Valles y Antonio Lopez.
Al final del tramo, Moratinos adelante, empleando un tiempo de 45m33s, a 171,240 km/h de promedio, seguido, en excelente trabajo, por Enrique Lola, Abel Sixto, “El Vasco”, Horacio Vega, Angel Saleme y Argentino González.
A las tres y media de la tarde, desde Sarmiento, se inició el tramo final de la carrera.
Mas que corriendo, volando bajito, el sorprendente Enrique Lola ganó el parcial, la etapa y la general de la carrera. Otro piloto que se sumaba a lista de debutantes ganadores que en su larga historia tuvo el Hot Rod.
Pero vayamos de a poco. Para ir a Sarmiento y volver, Lola empleó 1h27m05s, al fantástico promedio de 189,305 km/h. Sencillamente, impresionante.
A 1m21s del ganador de la etapa, quedó Abel Sixto; a 4m02s, “El Vasco”; a 4m12s Petete González; a 5m02s el Potrillo Vega; a 5m18s, Ramonin Fernandez; a 5m48s Evaristo Guzmán; a 6m02s, Emilio Moratinos; a 6m03s, “El Yagua” y a 12m02s, Eladio Valle.
El toque de preocupación se dio a las cuatro de la tarde, aproximadamente, cuando, bajando por El Trébol, a más de 180 km/h, el auto del caletense Carlos Quinteros sufrió el reventón de un neumático y sobrevino un vuelco espectacular. Mientras el acompañante, Roberto Pascual, quedó atrapado dentro del vehículo, el piloto fue despedido en el vuelco. Ambos sufrieron heridas de consideración que obligaron a su urgente traslado al Hospital Alvear de Km 3, donde permanecieron varios días en estado reservado.
Finalmente, la general fue para Lola, en 1h53m25s; segundo se ubicó Abel Sixto, de Las Heras, a 45s; tercero “El Vasco”, también de Las Heras, a 4m07s; cuarto, Argentino González, de Fitz Roy, a 4m27s; quinto, Horacio Vega, de Puerto Deseado, a 4m29s; sexto, Evaristo Guzmán, a 6m17s; séptimo, Emilio Moratinos, a 6,40s; octavo, Mauricio Saez, a 8m10s; noveno, Armando Purzel, de Sarmiento, a 12m58s; décimo, Ramonin Fernandez, de Puerto Deseado, a 13m59s y luego Eladio Valle, a 14m00s; Alfonso Rementería, a 34m54s; Juan Santana, a 45m19s y Raúl Aracena, a 1h09m24s.
El excelente año 1974 había llegado a su fin, dejando ratificado que el Hot Rod se consolidaba y crecía, pese a las desinteligencias de los dirigentes; mostrando la aparición de un piloto que dejaría su impronta en el automovilismo regional de las siguientes tres décadas, Emilio Moratinos y sobre el final, permitiendo la aparición de un hombre que con el correr de los años también se destacaría como dirigente: Enrique Lola.

2 comentarios:

  1. Que buena información todo esto!!,la historia del automovilismo que lleva a entender su actualidad. Yo ahora me busque un alquiler temporario en Buenos Aires y voy todos los findes con mi marido a verlo correr, siempre me gusto todo esto!

    ResponderEliminar
  2. Estos articulos me hacen recordar a mis amigos Carlos Quinteros,Julio Guzman,Evaristo Guzman y el gordo Balero ¡que lindos momentos vividos junto al Hot Rod

    ResponderEliminar